"You're going to need a bigger boat."

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lunes, 7 de diciembre de 2009

LECTURAS RECIENTES: PAQUIDERMO


Sin duda, mi descubrimiento de este año ha sido el belga Frederik Peeters. Una cosa es oír a todo el mundo, o leer sobre su trabajo, y ver el consenso general acerca del hecho de que es uno de los "pesos pesados" del cómic europeo. Otra cosa es comprobar con tus propios ojos cómo el tipo es capaz de tocar mil registros diferentes, en lo escrito y en lo gráfico, desde la ciencia-ficción al costumbrismo, desde el espionaje a pie de calle al surrealismo, desde lo autobiográfico al relato breve, siempre con un espectacular acabado gráfico, que sin embargo adapta en cada momento al proyecto en cuestión. Véase por ejemplo Dándole Vueltas para apreciar la cantidad de registros gráficos de Peeters.

Hoy toca hablar de su obra de más reciente aparición entre nosotros: Paquidermo, una espectacular novela gráfica de suntuosa presentación e impactante acabado, donde Peeters opta por un clasicismo de la puesta en escena que se complementa a la perfección con la temática elegida: una inimitable trama que combina sin complejos el surrealismo con elementos de cine clásico, salpicada de referencias: un trabajo impactante y soberbio, que tiene mil lecturas. Un viaje de sensaciones que Peeters pasea ante nuestros ojos, en página tras página de virguería gráfica.

Osada mezcla de historia de espionaje, melodrama clásico y surrealismo al más puro estilo David Lynch, Paquidermo arranca con una impactante escena que engancha irremisiblemente al lector: Carice, la protagonista, camina entre un atasco de coches, causado por un elefante que yace inmóvil sobre la calzada. A partir de ahí, asistimos a una extraña peripecia, en la que se entrecruzan pasado, presente y futuro de Carice, una mujer que ha decidido dejar a su marido y su vida convencional para perseguir su sueño de convertirse en pianista, aspiración truncada por su matrimonio, del cual también huye frustrada por no poder tener hijos.

Peeters maneja sus recursos a la perfección. Sin que nada chirríe, alterna momentos cómicos, dramáticos, de ensoñación, de pesadilla, con una sucesión de escenas e imágenes que recuerdan a un sueño. Con un estilo clásico, perfeccionista, incluso frío, comparado con otras obras suyas, el belga nos introduce en los sueños y obsesiones de Carice, que se entrecruzan con una trama de espionaje al estilo del Hollywood más clásico y con recuerdos de su pasado reciente. Memorables son las escenas del depósito de cadáveres, donde Carice se encuentra consigo misma, ya cadáver, o la carga de tensión sexual entre Carice y su alumna de piano, que simboliza la libertad y los sueños que Carice ha dejado a un lado, pero que no ha olvidado.

Memorable, para releer una y otra vez y perderse en su laberinto de sensaciones, Paquidermo es como un cuadro de Dalí o como una película de David Lynch (sobre todo las "raras"): hay mucho en él que no entendemos a la primera, y es un placer volver a zambullirse en él, y tratar de juntar las piezas que el autor pone a nuestro alcance para dilucidar que parte es real y que parte es ensoñación. Peeters demuestra una vez más su talento y de su tablero de dibujo sale uno de los mejores cómics del año.

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