Con el fin de 2013 llegaba también el final de Treme, con una cuarta temporada de solamente cinco episodios que cierra algunos asuntos pendientes de la anterior remesa de capítulos, pero que sabe a poco. Y es que, como dice el gran John Boutté en la canción que acompaña a la escena final de la serie… vamos a echar de menos Nueva Orleans.
La serie arrancaba tres meses después del impacto del Katrina, y seguía las peripecias de una serie de personajes, que componían un fresco de la realidad de la ciudad. Entre otros, destacan el orondo y vividor trombonista Antoine Batiste (Wendell Pierce); la abogada idealista Toni Bernette (Melissa Leo); la violinista callejera Annie Talarico (Lucia Micarelli); la indomable Ladonna (Khandi Alexander), dueña de un bar y ex-mujer de Batiste; el chalado pinchadiscos DJ Davis (Steve Zahn); la chef Jeanette Desautel (Kim Dickens); el testarudo Albert Lambreaux, Gran Jefe de una tribu de Indios del Mardi Gras (Clarke Peters) y su hijo Delmond, reputado trompetista de jazz (Rob Brown).
Play for the muthafuckin' money!
This city won't ever drown...
Treme, como sabrás, es uno de los barrios de la ciudad que se llevaron la peor parte de las consecuencias de las inundaciones y el caos provocados por el huracán y por la incompetencia de las autoridades responsables, antes, durante y después de la catástrofe. ¿Y de qué va Treme? Pues de dignidad a prueba de bomba, de aguantar lo que se te viene encima, de sobrevivir y de vivir en un ambiente en el que la música lo impregna todo y en el que la tradición es tan importante como el presente. Y también de ilustrar el despiadado expolio que sufre una ciudad después del huracán a manos de los de siempre: los servicios sociales, las obras públicas, las escuelas… todo lo que pueda ser devorado por los repugnantes capitalistas cae víctima de la codicia y la especulación.
BIG CHIEF OF THE GUARDIANS OF THE FLAME!
En resumen: un verdadero placer en todos los sentidos.
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