Jason Aaron salva bien el inevitable escollo que significa la necesidad de introducir a Malekith en la serie, dada la presencia del villano en Thor: el mundo oscuro. La historia tiene garra, los Nueve Mundos se muestran en todo su esplendor, y el final es sorprendente. Aaron está disfrutando con el personaje, y se nota. Que siga, porque está lleno de ideas, y la nueva historia Los últimos días de Midgard, promete mucho. El interludio que sigue a la saga, con dibujos de Das Pastoras, mantiene un estupendo nivel.
Suspende, eso sí, Ron Garney, y en toda regla. Pese a un arranque brioso, va de más a menos en su trabajo, hasta terminar en toscos bocetos que el color digital no consigue disimular, y necesita de la competente ayuda de la italiana Emanuela Lupacchino en los dos últimos episodios. ¿Imprevisión editorial, desgana del artista o ambas cosas? Es una pena que los fans de Thor hayan (hayamos) asistido a la decadencia de dos grandes, Pasqual Ferry y Ron Garney, muy lejos de su mejor momento en sus respectivos trabajos con el asgardiano.
Leyendo: Baco, vol. 2. En el montón, entre otros, una relectura pendiente de Ayako, de Osamu Tezuka.
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