"You're going to need a bigger boat."

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domingo, 22 de junio de 2008

Mis películas favoritas: CANTANDO BAJO LA LLUVIA



Es una de esas que siempre aparecen en las listas de mejores películas de la historia del cine. No soy muy amigo de ese tipo de listas, pero he de reconocer que en este caso tienen toda la razón. Singing in the Rain es una gran película, realizada en 1952, pero que no ha pasado de moda para nada, y además de ser un musical inigualable y estar salpicada de momentos de humor desternillante, es una verdadera obra maestra que habla sobre el cine y la vida; y además, se lo pasa uno estupendamente bien viéndola.
Hollyood, años 20. La pareja de estrellas de Producciones Monumental, Don Lockwood (Gene Kelly, artista inmortal) y Lina Lamont (la estupenda Jean Hagen) triunfan, película tras película, son adorados por el público y viven rodeados del lujo y esplendor propio de los astros de la pantalla. Pero Don tiene una crisis de fe: tras conocer a Cathy Selden (la jovencísima y genial Debbie Reynolds, en su primer papel protagonista), empieza a dudar de que su trabajo como actor sea realmente bueno, y así se lo confiesa a su gran amigo Cosmo Brown (el inigualable Donald O'Connor). Este momento de duda de Don coincide con la revolución que supone el triunfo de The Jazz Singer, la primera película hablada. De pronto, los estudios Monumental se ven abocados a reconvertirse... aunque no todas sus estrellas estarán a la altura de la nueva "onda".
Dirigida al alimón por Stanley Donen y el propio Kelly, Cantando bajo la lluvia es la mejor de las tres películas que realizaron juntos. Con un estilo narrativo brillante, que cuenta su historia con fluidez, sin dar respiro, Cantando bajo la Lluvia retrata un momento clave de la historia del Séptimo Arte, el paso del cine mudo al sonoro, con todos sus problemas y pejigueras. También aporta una interesante reflexión sobre la dicotomía arte como entretenimiento/arte "con mayúsculas", en la divertidísima escena en que Don conoce a Cathy; retrata los entresijos del mundillo del cine (estrellas "trepas", productores "veletas", rodajes en serie, ausencia de imaginación, directores con ínfulas...). Y además, la película tiende un puente entre un concepto más antiguo del musical (argumentos simples, números suntuosos, insertados sin más en la trama, al estilo de las viejas películas de Busby Berkeley o de Fred Astaire y Ginger Rogers; un estilo al que se homenajea en números como Beautiful Girl o Broadway Melody), y una idea más moderna del género, donde los números musicales forman parte del argumento, como sucede en el celebérrimo e inolvidable Singing in the Rain, el descacharrante Moses, el maravilloso Good Morning, el desatado Make'em Laugh o el vibrante Fit as a Fiddle, donde las espectaculares coreografías de Kelly, desbordantes de imaginación, junto al talento de Donen, dan lugar a escenas imposibles de olvidar.
Cualquier persona humana que no haya visto Cantando bajo la Lluvia se está perdiendo algo bueno de verdad. Es algo más que una película. Y no lo digo sólo yo...

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