"Me encanta la manera en que los japoneses combinan sexo y violencia de una forma muy poco común en Occidente, y crean un enfoque místico y exagerado que en muchos sentidos parece más auténtico que el mundo real. Descubrí Lone Wolf and Cub por primera vez cuando empezaba en el negocio (...) Una novia mía de la época, Laurie Sutton, que era editora en DC, fue quien me lo señaló. Su padre era industrial y le trajo a Laurie un ejemplar de Japón, y ella me lo regaló a mí; mi mente explotó, así que tenía que hacerme con el resto. Básicamente, me fui a Japón y me los compré todos.
Estaba en mis veinte, y volví de allí lleno de vigor, y listo para "robar" de ese material, y a la vez también quería asegurarme de que se publicaba en EE.UU., porque era la mejor novela gráfica que había visto, y nadie la conocía. Inspiraría un cambio en el comic norteamericano. De modo que llegué a un acuerdo con First Publishing: yo dibujaría las portadas con Lynn Varley coloreándolas si ellos lo publicaban, y lo hicieron: publicaron doce números. Ese fue el inicio del reconocimiento del manga en EE.UU.; y ya iba siendo hora".
Frank Miller,
sobre Lone Wolf and Cub, una de sus grandes influencias,
en Studio Space.
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