Mis películas favoritas: LOS AMIGOS DE PETER

Kenneth Branagh, el director (ya confirmado) de la próxima película de Thor, tiene un buen puñado de obras interesantes en su filmografía. Dejando aparte las estupendas adaptaciones de su adorado Shakespeare (como Mucho Ruido y Pocas Nueces y Hamlet, entre otras) y su a veces incomprendida Mary Shelley's Frankenstein, se puede decir que, hasta hoy, su mejor película, la más interesante, la más redonda, es Los Amigos de Peter.

Peter (Stephen Fry) va a deshacerse de la gran casa de campo, herencia de su padre, Lord Morton, en la cual ya solamente permanecen él mismo y su ama de llaves, Vera (Phyllida Law) y el joven Paul (Alex Lowe), hijo de ésta. Peter decide invitar a sus viejos amigos de juventud a pasar la Nochevieja, con el propósito de verles de nuevo juntos, recordar viejos tiempos... y también darles una funesta noticia. El variopinto grupo de amigos que se reúne después de tantos años no tiene desperdicio: Andrew (Kenneth Branagh) es un director televisivo de éxito, y está casado con una actriz norteamericana, Carol (Rita Rudner), pero su matrimonio no va tan bien como la carrera de ambos. Maggie (Emma Thompson) es insegura, solitaria y apocada, y trabaja en una editorial de libros de autoayuda que no parecen ayudarle demasiado. Mary y Roger (Imelda Staunton y Hugh Laurie, respectivamente) son un matrimonio de compositores de jingles publicitarios que no logra sobreponerse a la muerte accidental de uno de sus hijos. Por último, Sarah (Alphonsia Emmanuel), perfecta, guapa y siempre aventurera en cuestiones amorosas, llega acompañada de su penúltimo ligue casado, el estúpido de Brian (Tony Slattery). El reencuentro dará como resultado risas, lágrimas, canciones, conversaciones, paseos, algo de sexo... y mucho más.

La película, teñida siempre de un halo de nostalgia y simpatía, se abre con una escena de vodevil que los amigos interpretan ante Lord Morton, cuando aún son jóvenes y solamente quieren comerse el mundo; y continúa con un estupendo montaje de imágenes de archivo que resume diez años de la vida de Gran Bretaña y del mundo en general, justo el tiempo que ha transcurrido desde que los amigos se viesen juntos por última vez. Con su conocida y efectiva manera de rodar, a base de estudiados planos-secuencia y un montaje ágil que confiere a sus filmes un excelente ritmo (la primera parte de su Frankenstein es modélica, en ese sentido), Branagh presenta a los personajes en los primeros minutos del film, retratándoles con el simple hecho de mostrar cómo viajan, o cómo preparan su viaje. La banda sonora se compone de una excelente selección de canciones de los ochenta, subrayando el carácter generacional de la película, muy en la onda de filmes como Reencuentro de Lawrence Kasdan.

Junto a un excelente guión, con humor, drama y nostalgia adecuadamente dosificados, el excelente reparto de Los amigos de Peter es uno de los grandes alicientes del film. El estupendo Stephen Fry, auténtico hombre orquesta de la escena teatral y cinematográfica británica, presta su inigualable presencia al candoroso y bienintencionado Peter. Igualmente efectiva resulta la pareja que componen Hugh Laurie (sí, hay vida antes de House...) e Imelda Staunton, gran actriz de comedia y drama (quienes curiosamente también interpretaron a un divertido matrimonio Palmer unos años después en Sentido y Sensibilidad de Ang Lee), o el divertido (y triste a la vez) retrato que la guapísima Alphonsia Emmanuel hace de la sin par Sarah. Por su parte, el entonces matrimonio Emma Thompson-Kenneth Branagh no le va a la zaga al resto del reparto, como los excelentes actores que son.

El mejor momento del film: sin duda, la primera noche en la gran casa de Peter, cuando una canción que Roger y Mary interpretan al piano reune al grupo de amigos como si no hubiera pasado el tiempo. Pero, ay, el tiempo pasa... y es implacable. Sin embargo, el mensaje del film es claro: no hay que dejar que el paso del tiempo afecte a la amistad... o al menos, intentarlo.