"You're going to need a bigger boat."

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lunes, 22 de diciembre de 2008

Películas recién vistas: EL INTERCAMBIO


Clint Eastwood lo ha vuelto a hacer. Ha cogido una historia, basada en un hecho real, que en manos de muchos otros directores habría resultado ser una película melodramática e insulsa, o peor aún, un infumable telefilme, y la ha convertido en una de las mejores películas del año. ¿La receta? La que siempre aplica el actor y director nacido en 1930 en San Francisco. Un guión bien construido (escrito por el conocido guionista de cómics y creador de Babylon 5 J.M. Straczynski, por cierto), al que el director de Million Dollar Baby dota de un estilo clásico, una narración detallista, pausada e impecable, y una acertada dirección de actores. Con todo ello, El Intercambio resulta ser una película excelente.

Christine Collins (una convincente, bellísima y delgadísima Angelina Jolie) es madre de un niño, Walter, que, como ella misma reconoce, es su vida. Un día, al volver del trabajo, se encuentra con la horrible evidencia de que su hijo ha desaparecido. Pasado un tiempo de desesperación y de angustia, la Policía localiza al niño... pero cuando Christine lo ve, se da cuenta de que el chaval no es su hijo. A partir de entonces comienza una pesadilla aún peor: la Policía la presiona para que "acepte" al niño y dé por zanjado el asunto, cosa a la que ella se niega enérgicamente. A partir de entonces, como Blanche Devereaux en Un tranvía llamado Deseo, Christine se verá a merced de la bondad de los extraños: un dentista, una profesora, un abogado... y en particular, el valeroso y concienciado reverendo Briegleb (John Malkovich), un verdadero cruzado contra la corrupción y la violencia policial, que hallará en el caso de Christine una nueva causa que apoyar. Pero la pesadilla de Christine no ha hecho más que comenzar...

Emparentada en temática con otra obra maestra suya, la excepcional Mystic River, El Intercambio cuenta su historia con absoluta fluidez. Va dosificando el drama de Christine y las sucesivas revelaciones sobre el caso del niño desaparecido sin altibajos, y pese a aderezar todo ello con el tema de la corrupción policial, el peso de la historia recae sobre la pesadilla de la desesperada madre, a quien Angelina Jolie (qué bien le sienta el look de la época) da vida de manera convincente y sobria, sin sobreactuaciones innecesarias (por ejemplo, véase la escena en la que descubre la desaparición de Walter). Toda la historia gira a su alrededor, y puede decirse que la actriz sale airosa del brete; su trabajo, para mi gusto, es mucho más convincente que el que realizaba en el papel de Mariane Pearl en Un Corazón Indomable, por ejemplo.

Dejando aparte el protagonismo de Angelina Jolie, todo el resto del reparto cumple con sus respectivos roles, bien dirigidos por Eastwood (recordemos, el hombre que "tiró de las riendas" de Sean Penn para que su reconcentrado Jimmy en Mystic River diera auténtco miedo. Destacan los niños, que resultan enormemente convincentes, en particular Eddie Alderson, que da vida al desdichado Sanford Clark).

Con casi 140 minutos, duración habitual de las cintas de Clint, un ritmo pausado, una cuidada ambientación y un efectivo trabajo de trucaje digital que reproduce a la perfección el Los Ángeles de los años 20, El Intercambio deja un estupendo sabor de boca, y es una nueva muesca en la culata del viejo Clint; otra película excelente que disfrutar muchas veces, y que añadir a la ya larga lista de obras maestras del veteranísimo cineasta. La buena noticia es que el director de Sin Perdón no da señales de cansancio (otra película a punto de estrenarse, y una más en proceso de rodaje), y a su buen pulso y espléndida capacidad creativa no afecta el tener que contar con productores ajenos a su Malpaso (Spielberg, por ejemplo; o, en este caso, Ron Howard y Brian Grazer, entre otros).

Como el maestro John Ford en El hombre que mató a Liberty Valance, Eastwood no termina la película donde todos lo harían (en el caso de Ford, con el duelo en el que muere Valance; en el caso de El Intercambio, con la magistral escena del juicio), sino que muestra mucho más, y añade muchas más dimensiones a su historia, salpicando el drama de Christine con una serie de reflexiones lúcidas y bastante incómodas sobre la visión de la mujer que se tenía en la época (de manera similar a la excelente serie Mad Men, ambientada en los 50) y sobre la corrupción política y policial, sobre los capitostes y politicastros que siempre ansían dar buena imagen, "barriendo debajo de la alfombra" todo lo que haya que barrer... Imposible no encontrar equivalencias con algunas conductas y maneras de pensar muy presentes en los EE.UU. de hoy en día, de manera muy consecuente con las ideas que el cineasta suele expresar en entrevistas.

Por fin he visto este año una película que le hace sombra a El Caballero Oscuro... tenía que llegar Clint Eastwood para conseguirlo. ¡Que nos dure muchos años este hombre, por favor!

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