Películas recién vistas: WATCHMEN (sí, yo también la he visto...)

Ya está aquí, ya llegó...
Tenía mucha curiosidad por constatar una opinión ajena y otra propia.

La opinión ajena pertenece al barbudo entre barbudos, el genio loco de Northhampton, Alan Moore, que abomina (una vez más) de una adaptación de una obra suya porque, argumenta, en el caso de Watchmen, la historia se concibió para ser contada en un medio concreto, en este caso el cómic, y es imposible de trasladar a otro medio, en este caso el cine.

Vista la película, no sé si Moore tiene razón o no, pero desde luego se puede decir que la cinta de Zack Snyder no le hace justicia a su fuente en casi ningún momento. Y ello enlaza con la opinión propia, mucho más humilde, de quien esto escribe: a Zack Snyder le falta empaque para acometer un proyecto de tanta entidad, que necesitaría de un autor con atrevimiento y personalidad suficiente para sustraerse a la simple imitación de las viñetas y crear una versión de la historia original, efectiva, y ofrecer una película de calidad.

Snyder, firmante de la entretenidísima Dawn of the Dead y de la exitosa pero imperfecta 300, calca minuciosamente las viñetas de Dave Gibbons (como ya sucedía en 300 con las de Frank Miller) para el exclusivo "disfrute" de quienes conocemos el cómic, siempre que sea esa la intención con la que acudimos a la sala de cine... Sin embargo, pese a esta aparente y poco sorprendente apuesta por la fidelidad (entendida como una simple reproducción, al estilo de Sin City, sin gracia, sin ritmo), el director rompe con el original en algunos elementos, algunos de escasa importancia (las "actualizaciones" en el plan de Ozymandias; cambios sin aparente necesidad en personajes y situaciones; algunas molestas "morcillas" de diálogo que no pegan ni con cola...) y otros de alcance más profundo. Porque, como apunta muy acertadamente Álvaro Pons en La Cárcel de Papel, Snyder defiende en su película una idea exactamente opuesta a la de Moore en el cómic original.

Donde el autor de V de Vendetta habla del declive de los superhéroes, Snyder se inclina exactamente hacia lo contrario, magnificando la figura del vigilante enmascarado, y para colmo resuelve su película con un clímax (es un decir) final que resulta anodino e insatisfactorio para quien no conozca el original, y simplemente insulso e irrisorio para quien se haya leído el cómic. Solamente un personaje sobrevive a la chapuza de Snyder más o menos intacto: el irreductible Rorschach. Y eso que su diario, en forma de alucinada voz en off, es muy poco aprovechado por Snyder como recurso narrativo.

Así, la película resultante se revela impersonal, un tanto amorfa, irregular, sin brillo, y además va de más a menos. Contribuye a esta impresión una poco inspirada banda sonora, obra del soso Tyler Bates, que roba con descaro pasajes de compositores como Vangelis o Hans Zimmer, entre otros; la selección de canciones populares que se utilizan va de lo agradable (los espectaculares créditos iniciales, al ritmo del The Times They are A'Changin' de Dylan) a lo soso (el polvete de Lauire y Dan a bordo de Archie, al ritmo del mítico... ¿Hallelujah de Leonard Cohen?) y lo ridículo (el plano de Ozymandias acompañado de los sones finales del Requiem de Mozart, de juzgado de guardia).

El reparto no ayuda precisamente a que la película levante el vuelo. Todos los actores, caracterizaciones aparte, sin excepciones, resultan de lo más soso y plano. Particularmente molestos resultan los actores elegidos para interpretar a Adrian Veidt-OZymandias, Matthew Goode, y a Laurie-Silk Spectre II, Malin Ackerman: él, aburrido y sobreactuado; ella, sosa como ella sola.

En cuanto a los efectos especiales, oscilan entre momentos excepcionales (prácticamente todo lo relacionado con el realismo del que dotan a la azulada presencia del Dr. Manhattan, pese a lo increíblemente soso que resulta su papel, en general) y otros muy decepcionantes: en particular, toda la parte final del film deja mucho, mucho que desear en ese apartado.

Vamos, en líneas generales, lo que me esperaba.