Por fin he podido acercarme a la sala IMAX más cercana a comprobar si toda la gente que contaba maravillas exageraba o no... Y he de decir que en mi opinión, esta (primera de varias, imagino...) Star Trek del siglo XXI es una película comercial muy, muy por encima de la media de hoy en día, pese a que ciertos detalles dejen la nota final en un "9 sobre 10". Me explicaré (con spoilers, advierto...)
Este nuevo comienzo para la conocidísima saga espacial, que llega de la mano de J.J. Abrams, uno de los creadores de la excelente serie Lost, cumple con prácticamente todas las expectativas que se le pueden exigir a una superproducción de estas características, y con nota mucho más alta que muchas otras películas de gran presupuesto. Un arrollador arranque, con la estupenda secuencia inicial de la batalla espacial durante la cual nace Kirk, da paso a una parte expositiva que culmina con el despegue del USS Enterprise, fase en la cual un guión estupendamente bien trazado va presentando con fluidez y ritmo a los diferentes personajes de la clásica epopeya de Roddenberry: el impetuoso Kirk, el simpático doctor McCoy, la inteligente (y supersexy) Uhura, el hierático Spock... con especial atención a éste último y a Kirk, obviamente, bien interpretados por Chris Pine (Kirk) y Zachary Quinto (Spock).
Sin caídas de ritmo, sin momentos involuntariamente risibles, la película avanza, dejando boquiabierto al espectador con un apabullante (en serio) despliegue de efectos especiales y uan serie de secuencias realmente soberbias, a la vez que la relación Kirk-Spock va, digamos, evolucionando... Pero, llegados a cierto momento, la sorprendente aparición del venerable Leonard Nimoy supone un verdadero bajonazo de ritmo (que me perdonen los trekkies, pero así es...). Un momento soso, acartonado como Nimoy, un bache del cual la película sale con rapidez, pero que "saca" al espectador de lo que hasta entonces era una trama de acción futurista bien llevada, sin más pretensiones (ni falta que le hacen), y le zambulle en un innecesario fárrago de viajes en el tiempo que explican la trama y las motivaciones del villano de turno, el romuliano Nero (un irreconocible Eric Bana). La explicación resulta mucho menos interesante que la trama en sí.
Ya digo, por fortuna la película remonta de nuevo el vuelo, con solamente otro momento completamente prescindible: la tontísima escena del encuentro de "nuevo" y "viejo" Spock, que huele a "pegote" de última hora a mil años luz de distancia... Para mi gusto, el papel de "graciosillo oficial" del Scotty que interpreta Simon Pegg tampoco está muy conseguido que digamos... Más simpático resulta Anton Yelchin como Chekhov.
Estos detalles negativos, sin embargo, no son suficientes para empañar el logro de Abrams y su pandilla: han dado forma a una verdadera epopeya espacial, en forma de espectáculo fílmico de primera categoría, con un verdadero sense of wonder que no recordaba yo desde hacía mucho tiempo en una sala de cine, incluso en estos tiempos de efectos especiales a tutiplén y superhéroes hasta en la sopa. No sabemos aún si esta película será La Guerra de las Galaxias del siglo XXI (números no le faltan, y evidentes "citas" a la saga espacial de George Lucas tampoco...), pero desde luego es auténtico cine de evasión del bueno, algo tan escaso en estos tiempos que corren.
Vamos, un 9 sobre 10, que no es poco...
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