"You're going to need a bigger boat."
jueves, 7 de enero de 2010
Películas recién vistas: AVATAR
Espectacular y apabullante. Esa es una manera adecuada de describir Avatar, el resonante retorno al negocio cinematográfico de uno de sus grandes protagonistas durante los 80 y 90, y el responsable de la cinta más taquillera de la historia, Titanic: sí, amigos y vecinos, James Cameron, el creador de Terminator y director de películas tan conocidas como Aliens, Abyss o Mentiras Arriesgadas ha vuelto. Y cómo.
A veces, una película precedida de tanta expectación suele defraudar las altas expectativas creadas. En este caso, al nombre de Cameron viene unida la supuesta revolución que plantea una (no tan) nueva tecnología, el 3D, formato en el que se presenta Avatar. Tratando de no tener prejuicios, me acerco al cine, me pongo las gafas... y empieza el espectáculo.
Y esa es la clave del asunto: Avatar es una película-espectáculo en todos los sentidos. Desde el mismísimo primer hasta el último de sus 165 minutos de duración, Avatar es "más grande que la vida". Modélica en todos los aspectos técnicos y narrativos, revolucionaria en el uso de los efectos especiales, ayudada por la resultona envoltura en tres dimensiones (un adorno que nunca se interpone en el camino de la historia), Avatar presenta una historia de ciencia-ficción con ecos y referencias fáciles de rastrear, en las que no me extenderé (que cada cual busque las que quiera, las hay a paladas), aliñadas con un mensaje de caracter pacifista, ecologista e integrador. Un tipo de historia que se parece bastante, por ejemplo, a las de algunas cintas animadas clásicas "modernas" de la factoría Disney, aunque con algo menos de conexión emocional de la que son capaces de generar filmes como El Rey León o las películas de las gentes de Pixar, por ejemplo. En resumen, Avatar presenta una narración clásica, accesible, envuelta en un andamiaje tecnológico de última (o penúltima) generación.
No se puede negar que en algunos momentos el guión de Avatar, obra del mismo Cameron, roza la simplonería. Nunca ha sido el fuerte de Cameron la sutileza en sus guiones: su gran esfuerzo literario es, no lo olvidemos, Titanic (ojo, que a mí me gusta, y mucho, Titanic; pero su guión da lo que da de sí, y nada más), y Avatar no es nada sutil. Pero es estupendo poder decir que, a día de hoy, y a diferencia de otros que se recrean en aburridas fantasías apocalípticas o cansinas secuelas, versiones "amaneradas" de viejos mitos clásicos o rutinarias superproducciones "de verano", alguien como Cameron ponga un artefacto tecnológico de más de 500 millones de dólares (se dice rápido) al servicio de un mensaje positivo, fácil de entender, y apto para todas las edades.
Pero más que en el guión, donde Avatar triunfa completamente es en un terreno en el que otros fabricantes de "megaéxitos" naufragan una y otra vez: en ser un verdadero espectáculo cinematográfico, algo que te mantiene pegado a la butaca, que no te deja despegar la vista de la pantalla, que te ofrece un pasaje a mundos desconocidos, que pone ante tus ojos algo que no habías visto. Lo que se suele llamar sense of wonder, vaya. Con la ayuda del trabajo de los genios de los que se rodea (ILM, Weta, Stan Winston...), Cameron firma una película que devuelve al espectador el verdadero propósito del cine como espectáculo: asombrarse, meterse en la película, dejarse llevar por la historia, por la acción, por la fantasía, por la magia.
Diluidas completamente las fronteras entre actores de carne y hueso, actores digitales (porque eso es lo que son los espectaculares personajes azulados de Avatar), maquetas, imágenes digitales y decorados reales, enseguida hasta el espectador más quisquilloso dejará de "buscar el efecto" y se dedicará a disfrutar boquiabierto de las imágenes con las que Cameron nos traslada a ese planeta Pandora fantástico, vertiginoso, lleno de maravillas por descubrir... y eso precisamente, la llamada a descubrir nuevas maravillas, es una idea interesante que también se puede aplicar a nuestro mundo "real", donde parece que todo está ya "descubierto"... ¿o no? De hecho, el film se abre y se cierra con la misma escena: unos ojos que se abren... una invitación a mirar.
Si Peter Jackson puso el listón de "a dónde se puede llegar" bien alto con su trilogía de El Señor de los Anillos, James Cameron ha puesto el travesaño un poquito más arriba con Avatar. No es fácil, hoy en día, sorprender a un público acostumbrado a efectos especiales en cada película, a imágenes impactantes y a despliegues de imaginación como los que proporcionan los videojuegos. En este sentido, Avatar no sólo vence. Además, convence.
Bienvenido de vuelta, señor Cameron.
Más sobre la película, aquí y aquí.
Reseñas mucho más autorizadas que esta:
Neuronas Asesinas
Es Muy de Cómic
El blog de Ternín
El blog del Chacal
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3 comentarios:
Hola Mikel, estoy deacuerdo en lo espectacular de la película, pero no en que suponga el salto que comentas. Lo pase bien. y olvidada está... por otro lado por que los ecologistas siempre terminan con una ametralladora en las manos? XD,.. un saludote.
Hombre de poca fe, al fin gozastes boludo¡¡¡
Pues sí, al final me quité la pereza de encima... si no, al final me quedo sin verla en el cine que es donde hay que ver estas cosas! Esto SÍ que es una película espectáculo, muchachos! Gracias por la visita y los comentarios a los dos!
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