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martes, 26 de enero de 2010

Películas recién vistas: INVICTUS


La nueva película del incombustible Clint Eastwood es una muestra más de su maestría, su estilo clásico y su sabiduría narrativa. Esta vez, el célebre cineasta se centra en un hecho histórico, ambientado en la Sudáfrica post-apartheid: la celebración de la Copa Mundial de Rugby en el país que acababa de cambiar, de su vergonzoso pasado de racismo, a una inestable paz entre blancos y negros refrendada por la elección de Nelson Mandela como presidente. Terrorista para los afrikaners radicales, más que un líder para los suyos, Madiva Mandela escogió el rugby como un elemento que simbolizase su idea de la nueva Sudáfrica. Para ello, contó con la ayuda del capitán de la selección surafricana de rugby, Francois Pienaar, cautivado por la figura de Mandela y por su idea de dejar atrás las diferencias y el pasado para construir un país unido.

Como Eastwood ilustra en la película, Mandela es un verdadero líder: siempre antepone las necesidades de su pueblo ante las suyas propias, incluso las relacionadas con su propia familia. La película trata un poco de pasada la tumultuosa relación de Mandela con su familia, centrándose sobre todo en su faceta de líder. Un dirigente reposado, inteligente, que busca en otro, Pienaar, un alma gemela que le ayude a llevar a cabo su propósito: lograr que la selección surafricana gane el campeonato mundial, y deje de ser un símbolo del apartheid para convertirse en el equipo de todos.

Invictus, basada en el libro El Factor Humano de John Carlin, es un film muy clásico. Imagina Evasión o Victoria, pero contada con menos chanzas (y sin Stallone, claro), y tendrás una idea aproximada de lo que es Invictus. Sin alcanzar las cotas de calidad de filmes como la trágica y solemne Mystic River o la maravillosa e impagable Gran Torino, Eastwood pone una nueva muesca en su culata de viejo pistolero con una película sencilla, sin demasiada complicación, pero muy agradable de ver, y demuestra una vez más su enorme talento. Véase como muestra la escena inicial, que ilustra a la perfección la Sudáfrica que encuentra Mandela al salir de prisión.

Por fortuna, Invictus no es sólo una película de esas de superación deportiva, de triunfo a base del esfuerzo, un subgénero casi convertido en género por sí mismo en el cual que Eastwood ya se apoyó (sólo al principio...) para regalarnos Million Dollar Baby, y al cual ahora regresa. En este sentido, la película no aporta gran novedad, pero se disfruta de principio a fin, pese a que su aproximación al tema del apartheid y a la figura de Mandela es demasiado simplificadora, y pese al hecho notorio de que su calidad es sensiblemente inferior a la de otros filmes de Eastwood. Un film de aire clásico, bien llevado, con la habitual soltura narrativa de su director. Acierta Eastwood en su retrato del poder del deporte como espectáculo de masas capaz de hacer olvidar todo tipo de diferencias, un potencial que Mandela supo aprovechar.

Los dos protagonistas del film, los únicos actores conocidos en el reparto, son obviamente los grandes pilares en que se apoya la cinta y su gran reclamo publicitario. Ambos cumplen su cometido a la perfección. Morgan Freeman, caracterizado de manera discreta pero efectiva, captura gestos y maneras de Mandela con pasmosa facilidad, y compone con pura profesionalidad, sin necesidad de despeinarse, un personaje entrañable, entre solemne y simpático, en un retrato bendecido por el mismísimo líder sudafricano... como no podría ser menos, dado que sale muy bien parado. Por su parte, Matt Damon, todo mandíbula como siempre, teñido de rubio platino para la ocasión, pone lo mejor de sí mismo para encarnar con garra y soltura a Pienaar, y aguanta muy bien el duelo interpretativo con Freeman en las escenas que ambos comparten.

En resumen: otra buena pelicula de Clint... otra más, pese a que no sea tan buena como otras suyas. Sí, ya te sabes el final... ¿y qué?

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