"You're going to need a bigger boat."
viernes, 12 de febrero de 2010
Mis películas favoritas: MULHOLLAND DRIVE
Betty (una guapísima, elegante y espléndida Naomi Watts) llega a Los Ángeles, dispuesta a cumplir su sueño de ser actriz. La chica sin nombre (la escultural y magnética Laura Elena Harring), que adoptará sin embargo el de Rita, escapa milagrosamente con vida de una situación de pesadilla. Entre ambas nace la amistad, o quizá algo más... eso es solo el principio de todo lo que se puede encontrar el espectador en Mulholland Drive.
Esta es una de mis películas favoritas, sin duda, y una de las mejores, y más evocadoras, inquietantes, fascinantes y fantásticas obras de su director, ese ser extraño que responde por David Lynch. Se impone una explicación sobre la azarosa realización de esta fascinante película. Nacida como la nueva serie de televisión de David Lynch tras su inolvidable Twin Peaks, a medio camino de rodar el episodio piloto se canceló el proyecto. Ni corto ni perezoso, con financiación de numerosas fuentes y con la complicidad de los actores, a lo largo de muchos meses Lynch fue rodando escena tras escena, y finalmente convirtió Mulholland Drive en una película completamente personal. Una obra fascinante, llena de dimensiones y de matices en los que sumergirse.
¿De qué va Mulholland Drive? ¿De los sueños, o de las pesadillas? ¿Del día o de la noche? ¿De las víctimas, o de quienes gustan de dominar las vidas de los demás? ¿Es una meditación sobre lo voluble del negocio del cine? ¿Es el descenso a la locura de una mujer enamorada, despechada porque el objeto de su amor mira a otra persona como antes la miraba a ella? ¿Es una vuelta de tuerca más a uno de los temas favoritos de su director, la dualidad? Es todo eso y mucho más.
La historia de Rita y Betty, o Betty y Rita, o quizá sólo de una de ellas (por cierto, qué dos nombres tan cinematográficos...) ilustra el reverso tenebroso que se esconde detrás de todos los sueños, incluso de los más brillantes. Muestra la oscuridad que acecha, incluso en lugares tan soleados y luminosos como la California mítica que tantas veces nos han vendido: lujo, sol, avenidas de palmeras, el cine y sus estrellas... Mulholland Drive es un inquietante retrato de la noche californiana, donde las avenidas de palmeras y de mansiones lujosas parecen mucho más oscuras y espectrales... ambiente que a Lynch le encanta, obviamente, dado el partido que le saca, tanto en esta como en su obra posterior, ese rompecabezas de 3 horas inclasificable, incomprensible y deliciosamente inquietante y manipulador que es Inland Empire.
140 minutos de imágenes absorbentes, sonidos inquietantes, delirios, sexo tórrido, evocadora banda sonora que alterna los habituales sones ominosos de Angelo Badalamenti con alegres ritmos de los años 50 (y con la escalofriante participación de Rebekah del Río en la turbadora escena del Club Silencio), citas cinematográficas más que evidentes (Vertigo, sin ir más lejos, hablando de cosas inquietantes...)... Mulholland Drive se convierte en una experiencia cinematográfica que desafía al espectador a sumergirse y dejarse llevar, manipular, atraer, asustar, enamorar. Momentos de tensión y elementos de drama y serie negra se mezclan con instantes oníricos delirantes (esos terroríficos ancianos diminutos...) y locura. Y todo ello servido en imágenes de gran belleza, donde ni falta ni sobra un plano, con un absoluto dominio de la narrativa cinematográfica.
Vamos, puritito David Lynch.
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2 comentarios:
Qué guapa está Naomi en la foto de abajo. Y en la de arriba.
Tengo esta y la otra que mencionas para ver desde hace... No sé, no sé...
Pues a verlas! Que merece la pena! Sí, muchacho, es cierto, la señorita Watts está muy guapa en toda a película. Con ese look estilo Kim Novak en VERTIGO... Gracias por el comentario, David!
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