Uzumaki, en japonés, significa "espiral". Y esa es la palabra en torno a la cual Junji Ito construye este inquietante y bizarro manga de terror, publicado en España por Planeta hace unos años, dentro de la línea Pachinco.
Kurouzu es un pueblo japonés como cualquier otro, con sus casas, su instituto con adolescentes con falditas cortas... vamos, lo normal. Pero de pronto, se ve afectado por una extraña tendencia: cada vez más y más ciudadanos quedan fascinados por las espirales, en todas sus formas y manifestaciones. La joven Kirie, protagonista del relato, ve cómo ante sus ojos se suceden las más asombrosas e inquietantes obsesiones y transformaciones, mientras el misterio de las espirales no hace sino aumentar a cada paso...
Una de las cosas más curiosas de Uzumaki es la resignada frialdad con la que su narrador nos va contando los bizarros acontecimientos que se van sucediendo: en Uzumaki encontramos asesinatos, automutilaciones, recién nacidos mutantes e inteligentes, seres humanos transformados en repugnantes híbridos de caracol, melenas desbocadas que crecen sin control en forma de espiral, canibalismo, cuerpos retorcidos, masas de seres humanos convertidas en un solo enredo de miembros y cabezas... Fenómenos que van desde lo bizarro hasta lo estomagante, todo ello narrado en sucesivos episodios en los que reina un ambiente asfixiante de inquietud: lo más suave que se puede decir de Uzumaki es que es denteroso. Pese a que en algunos momentos Ito se entretiene en episodios que resultan un tanto redundantes para el avance de la trama, en ningún instante tenemos la sensación de aburrirnos...
El relato, a golpe de sobresalto cada vez mayor, avanza hasta su nihilista y terrible conclusión: en suma, los seres humanos, pese a su esfuerzo, su inteligencia, su amor, su voluntad, sus recursos, no son nada, son como una mota de polvo barrida por un poder intemporal e incontrolable: sea la fuerza de la naturaleza, sea la de una magia más antigua que la raza humana...
El gran aliciente de Uzumaki, además de los sorprendentes giros de la trama, está sin duda en la impresionante capacidad de Ito para reproducir en imágenes los fenómenos asombrosos que son consecuencia del poder de las espirales. El arte del autor de Tomie (un manga que también es muy inquietante y denteroso) es capaz de hacer creíble con una facilidad pasmosa cada una de las situaciones y fenómenos, con fascinante claridad y precisión, con una narrativa diáfana y una imaginación absolutamente desatada. Las escenas subterráneas del último tomo son simplemente alucinantes.
Uzumaki es un manga de terror no apto para estómagos sensibles o aficionados al susto facilón. Pero quien quiera descubrir una obra inquietante, de dibujo soberbio, más accesible que los alucinados (y también alucinantes) desvaríos de Hideshi Hino, no debería dejar pasar la oportunidad de echarle un vistazo a Uzumaki...
... y ver cosas como...
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