Rebecca Miller, actriz, compositora, escritora y directora, hija de Arthur Miller e Inge Morath, y esposa de Daniel Day-Lewis (toma pedigrí artístico), escribe y dirige esta curiosa película que adapta su propio libro, protagonizada por la siempre guapísima y elegante Robin Wright-Penn en el papel de Pippa Lee, la esposa perfecta del anciano escritor metido a editor Herb Lee (Alan Arkin).
Debido a la delicada salud del marido, Pippa y Herb se han mudado al típico retiro dorado, y viven rodeados de ancianos, ellos que siempre han disfrutado de la compañía de personas cultas, elegantes y estilosas. Sus hijos están ya independizados. Sus mejores amigos, la pareja compuesta por el antiguo agente de Herb, Sam (Mike Binder) y Sandra (el fantasma de Winona Ryder se aparece entre nosotros de nuevo...) viven cerca y cenan con ellos a menudo. Pippa es la anfitriona perfecta. Siempre tiene una sonrisa, una palabra amable, la réplica exacta para que todo el mundo se sienta bien. Entonces... ¿por qué en casa de los Lee surge esa tristeza, por qué esa desazón, por qué esos episodios de inquietante sonambulismo...? La causa, en parte, está en la tormentosa infancia y adolescencia de Pippa, marcada por la drogodependencia galopante de su madre, Suky (una histriónica Maria Bello). Pero hay mucho, mucho más que saber sobre Pippa...
Desde luego, estamos ante una película que retrata de forma certera la vacuidad de las vidas de mucha gente que aparentemente llevan una existencia completamente cómoda y sin problemas. Rebecca Miller, sin cebarse, pero sin cortarse tampoco (quizá también con algo de falta de pasión), hace retratos muy poco favorecedores de sus personajes, en particular de Herb, Mike y Sandra. Ellos dos son unos fatuos, sin ningún tipo de sensibilidad para con los demás; ella, simplemente, es una idiota integral. Entre ellos, Pippa es el único personaje que termina por reconocer esa falsedad en su comportamiento, en su vida en general. Impagables son las escenas del "despertar" de Pippa, como la charla con Sandra en el restaurante, la visita al despacho de Herb después de ser expulsada de la clase de cerámica (escena absolutamente hilarante) o las distintas escenas con Chris, el atractivo hijo "bueno para nada" de su vecina (interpretado con su ejem, ejem, habitual expresividad por Keanu Reeves).
Para mi gusto, funciona mucho mejor toda la parte de "Pippa mujer madura" que la de Pippa niña (efectiva, aunque repetetitiva) y la de Pippa fenómeno adolescente, algo más tópica, pese a estar aliñada con la casi siempre agradable presencia de Julianne Moore, la explosiva madurez de Monica Bellucci o Robin Weigert, la entrañable Calamity Jane de Deadwood. Quizá el problema que impide a la película alcanzar mayores cotas de calidad es que necesita una mayor hilazón entre los flashbacks y el presente del relato, y ambas partes están algo descompensadas, y además el tratamiento visual del film tampoco es nada del otro jueves (por ejemplo, en las ensoñaciones de Pippa, o en los flashbacks, se alternan momentos de buenas ideas visuales con otros bastante sosos). Quizá en manos de un director con más experiencia o más personalidad que Miller, la película mejoraría en conjunto.
El enamoramiento de la joven Pippa por Herb es mucho menos original que toda la parte de la Pippa "esposa", donde brilla el ciudado de los diálogos de Miller (algo difícil de ver en las películas de hoy en día) y el estupendo uso de la voz en off de Pippa narrando su historia, y la atinada interpretación de Robin Wright-Penn, que dota a Pippa de una sensibilidad y una elegancia difíciles de igualar. Véanse ejemplos como la escena inicial de la cena, o la escena de la furgoneta junto a Chris.
En resumen: no es una obra maestra, ni una película perfecta, pocas lo son. Pero pesa más lo bueno que lo malo en la balanza con la que se puede juzgar a La vida privada de Pippa Lee (y más en los tiempos de filmes anodinos que vivimos) y su visionado deja una sensación agradable en conjunto, pese a su irregularidad, sobre todo gracias al excelente trabajo de esa gran actriz que fue y es Robin Wright-Penn.
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