Películas recién vistas: INSIDE JOB

El documentalista Charles Ferguson traza un certero análisis de los orígenes, causas y consecuencias de la penúltima crisis financiera internacional en Inside Job, un fascinante documental recién estrenado en nuestras pantallas. Dividido en cinco partes, Inside Job examina en primer lugar la primera eclosión de la crisis, sucedida en Islandia, mucho antes de las espectaculares quiebras financieras de grandes empresas en EE.UU. Las causas de la crisis, detalla el documental a continuación, son básicamente la falta de una regulación estatal efectiva y la absoluta carencia de escrúpulos de numerosos altos cargos financieros, públicos y privados, que se enriquecen de manera exponencial sin tener en cuenta lo inmoral de sus actos, y sus consecuencias a largo plazo. Las consecuencias: grandes empresas quiebran miles de personas pierden sus ahorros, sus empleos, sus casas, mientras los responsables de la situación cuentan sus bien asegurados millones por cientos… pero las empresas son "rescatadas" por los gobiernos. Y lo que es peor: no sólo no se hacen responsables de sus actos, sino que continúan en cargos públicos y privados donde siguen controlando la situación… y reparten beneficios con el dinero público que ha servido para su "rescate".

Profesores de economía, periodistas, políticos y analistas financieros de renombre son entrevistados por Ferguson y su equipo, y el panorama que dibujan es realmente desolador. Para guinda del pastel, muchos altos cargos de la administración norteamericana que "supervisó" la actuación de las grandes empresas financieras siguen en los mismos puestos, pese a la promesa de Obama de "hacer limpieza". Muchos protagonistas del asunto, evidentemente, rechazan dar la cara.

Las explicaciones de los manejos financieros son lo bastante claras para entenderlas, aunque en este punto el documental exige atención, porque desde luego la complejidad de los efectivos mecanismos puestos en marcha por algunas grandes empresas yanquis para multiplicar sus beneficios son realmente bizantinos, y esa es una de las razones de su efectividad. Sin cargar las tintas en el sensacionalismo, y sin el recurso al protagonismo histriónico tan habitual en Michael Moore, Ferguson narra con pulso seguro, hace preguntas espinosas que dejan sin palabras a algunos tipos bien acostumbrados a hablar sin parar. Por no hablar de los vídeos extraidos de comparecencias de altos cargos ante comisiones de investigación parlamentarias, que no tienen desperdicio.

La conclusión del documental está clara: la situación es grave, y no va a ir a mejor a menos que muchas cosas cambien. Y eso es difícil: la gente que es responsable de ello se ha salido con la suya; ha pagado multas irrisorias comparadas con las ganancias amasadas, y son los grandes abanderados de la moderación en el gasto público; ha dejado a gente sin empleo, en la calle, abandonada a su suerte, a lo largo y ancho del mundo, y además se regodean en exigir que los estados se regulen con criterios empresariales; y además, están en el papel del zorro que cuida el gallinero, básicamente.

¿A que mola?