"You're going to need a bigger boat."

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lunes, 25 de abril de 2011

Mis películas favoritas: LA BODA DE MURIEL


La pobre Muriel Heslop no tiene mucha suerte. Odia su vida, en general, y el pueblo en el que vive. Su padre es un politicucho arribista liado en mil y un manejos, su madre está todo el día ida (literalmente), sus hermanos son unos redomados hogazanes, y ella es el prototipo del patito feo. Lo único bueno en su vida es ABBA, cuyas canciones escucha incesantemente. Hasta que un día, aprovecha una oportunidad que se le presenta… y convertida en "Mariel", se lanza a la aventura, en concreto, a unas vacaciones en la paradisiaca Isla de Hibiscus. Y entonces hace una nueva amiga, Rhonda… y su vida ya no será la misma.

El australiano P.J. Hogan cosechó un resonante éxito internacional con una historia de arrolladora simpatía, tan conocida como universal: la de la mona que se viste de seda para ser princesa, y que finalmente descubre que la verdad y la amistad son la mejor manera de salir del estercolero vital en el que está atrapada. Esa es la pobre y desdichada Muriel, interpretada por esa maravillosa actriz que es Toni Collette (a quien hemos visto en filmes como El Sexto Sentido, Las Horas o The Dead Girl, o más recientemente protagonizando la serie United States of Tara): una chica obesa e inadaptada que sueña con una vida diferente, y que escucha embobada la música de ABBA porque es lo único que le hace sentirse realmente feliz.

ABBA está presente a lo largo de todo el metraje, con dos momentos sublimes: la amañada boda de Muriel con el campeón de natación a los sones de I do, I do, I do, I do, I do, y el hilarante momento en que Muriel y Rhonda parodian a las dos cantantes del grupo sueco haciendo un inimitable playback de Waterloo. Olvida Mamma Mia: ésta es la verdadera película para los fans de ABBA.

Por cierto, en el papel de Rhonda, encontramos a Rachel Griffiths, estupenda actriz que luego interpretó a Brenda, uno de los principales personajes de A dos metros bajo tierra, además de coprotagonizar Hilary y Jackie junto a otra gran intérprete, la británica Emily Watson.


La boda de Muriel es una de esas películas en las que todo funciona, y no hay que buscarle más vueltas al asunto. Gusta la primera vez, y gusta aún más cuando se repasa. Así de sencillo. Una pena que su director no haya vuelto a dar en el clavo del éxito, como le sucedió a su siguiente film, la Boda de mi Mejor Amigo, pese a contar con un reparto de estrellas internacionales.

Más sobre el film, aquí. Y, naturalmente, el mejor "momento cinematográfico ABBA" de la historia, aquí. Guarda este último link: siempre te alegrará el día... y siempre te acordarás de esto cuando escuches Waterloo. La magia del cine...

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