Ojalá muchos otros tebeos tomasen nota del trabajo de los autores de
Atomic Robo. Este tebeo pequeño y humilde da exactamente lo que promete, en grandes cantidades, y de manera soberbia: diversión pura y dura. Entre otras cosas, el dinosaurio parlante al que se enfrenta Robo en esta cuarta entrega no tiene desperdicio: la charla entre ambos mientras intentan matarse es hilarante a más no poder. Apoyado en el dibujo efectivo de
Wegener,
Clevinger sigue narrando episodio tras episodio de las descacharrantes aventuras del simpático autómata, y que siga así.
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