Drive está gustando por igual a crítica y público, y ese es el mayor aval con que llega la película dirigida por el veterano pero hasta ahora poco conocido Nicolas Winding Refn. Drive tiene unos cuantos alicientes indudables, pero creo que quizá se exagera un poco...
La fotografía de Newton Thomas Sigel captura el esplendor nocturno de luces de Los Ángeles sin descuidar algunos rincones algo más tenebrosos, mientras seguimos el veloz circular del enigmático protagonista. La música electrónica de Cliff Martínez (cuyo talento no es ninguna novedad) es el perfecto complemento a las correrías nocturnas del hierático hombre sin nombre al que da vida el ascendente Ryan Gosling.
El conductor de la cazadora llamativa es un tipo de pocas palabras: especialista de cine al volante, improbable aspirante a piloto de carreras… y digo improbable, no por su falta de pericia al volante, sino porque sus coqueteos con el otro lado de la ley acabarán teniendo consecuencias, pese a sus buenas intenciones. El escorpión que lleva a la espalda de la cazadora no deja lugar a dudas…
Drive no abusa de las siempre socorridas escenas de persecución, sino que las dosifica y las usa con gusto (en particular en la excelente escena de apertura). Es un film elegante, con una soberbia puesta en escena; con estallidos de violencia secos, inesperados, en muchos casos casi en off, lo cual los hace más impactantes.
Pero sinceramente, sobre todo en su parte final, la historia que cuenta no deja de ser "la de siempre", y a todos los personajes les falta encanto, gracia. El hieratismo del conductor sólo resulta inquietante de veras ya avanzado el film, pese a que ya hemos vislumbrado que puede ocultar algo más inquietante que un simple tipo de pocas palabras, y el guión acumula unos cuantos tópicos… Así, lo que queda es una película estimable, estilosa, realmente atractiva y estupendamente puesta en imágenes, pero que sinceramente, como suele decirse, no me ha parecido para tanto…
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