El propio título de la película, basada en una novela de Paul Torday, ya llama la atención. Tres personajes muy diferentes se verán envueltos en el proyecto personal de un adinerado jeque yemení: ni más ni menos que introducir en su país de origen su pasatiempo favorito: una joven abogada (la simpática Emily Blunt), un investigador poco dotado para las relaciones sociales (el siempre bienvenido Ewan McGregor) y la jefa de prensa del Primer Ministro británico (Kristin Scott-Thomas), siempre atenta a cualquier oportunidad… para aprovecharse de ella.
En la línea de otras películas británicas del estilo de El inglés que subió una colina, pero bajó una montaña, el film dirigido por un Lasse Hallstrom lejos de su mejor momento (es decir, muy por debajo de la excelente Las normas de la casa de la sidra) cumple con su función de entretener, pero le falta algo más de gracejo y de chispa, y tiene el previsible final optimista y feliz. La presencia del trío protagonista anima bastante la función, en una producción apañada que se deja ver con agrado pero de la cual, aparte de algún chiste gracioso, poca huella queda.
En resumen: se deja ver, sin más.
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