No sé demasiado de Jung (Michael Fassbender) y Freud (Viggo Mortensen). Por lo tanto no puedo apreciar si la historia que narra la película de David Cronenberg es muy fiel a las ideas de cada uno de ellos, si la confrontación "estilo Amadeus" (pero sin ansias asesinas, o quizá ansias asesinas reprimidas) que se plantea es real, o si el personaje de la joven rusa a la que da vida la siempre bienvenida Keira Knightley, también real, está bien reflejado o no.
Lo que puedo decir es que me sorprende que una película dirigida por David Cronenberg (quien no necesita presentación) y escrita por Christopher Hampton (quien tampoco necesita presentación) resulte tan sosa y aburrida. Y desde luego, sin saber demasiado, me resulta difícil creer que dos de los personajes más influyentes en su campo del siglo pasado sean el par de simplones a quienes dan vida un ubicuo Fassbender (es que sale en todas las palículas, el tipo este, ultimamente) y un toscamente caracterizado Mortensen. Y últimamente, Keira Knightley me ha parecido mucho más convincente, por ejemplo, aquí, donde se defiende mucho mejor.
Quizá se intentaba "humanizar" a sus célebres protagonistas, pero lo cierto es que al film le falta capacidad de atrapar al espectador y le sobran tópicos, y es una película que para durar poco más de hora y media, no se hace precisamente corta. La habitual y demostrada capacidad de Cronenberg para interesar al respetable brilla por su ausencia.
En resumen: muy poca cosa.
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