"You're going to need a bigger boat."
sábado, 3 de mayo de 2008
Películas recién vistas: KAGEMUSHA
Sí, ya sé que no es un estreno, precisamente... Lo que pasa es que por fin la he visto por primera vez, era uno de los superclásicos de Akira Kurosawa que me faltaban... y ¿qué decir? Es una gozada.
El clan Shingen se enfrenta a otros clanes rivales (entre ellos, el liderado por el posteriormente célebre Tokugawa Ieyasu). Su líder, debido a una imprudencia, resulta herido de muerte durante una batalla, y su hermano debe recurrir a un plan de contingencia que él mismo había ideado: un doble de su hermano, una "sombra" (Kagemusha signfica "sombra del guerrero"). Un convicto, exculpado de su condena a muerte por su increíble parecido físico con el señor del clan, deberá sustituirle para que nadie excepto la selecta camarilla de consejeros y militares al mando del clan sepa que han perdido a su señor... pero no todos los samurais del clan están precisamente contentos de servir a las órdenes de su nuevo "señor".
Kagemusha es una de las últimas películas del maestro entre maestros Akira Kurosawa. En un momento bajo de su carrera, olvidado en su Japón natal, y recién salido de un intento de suicidio, sin contar ya con su actor fetiche (el inigualable Toshiro Mifune, que en esa época paseaba su porte y su prestigio por otros andurriales, por ejemplo la celebérrima serie de TV Shogun), Kurosawa cuenta con la ayuda de un estudio americano, de varios grandes admiradores suyos (como Lucas y Spielberg) e incluso del goierno soviético para realizar varias películas de gran calidad, como Ran, Dersu Uzala, Madadayo y la que nos ocupa.
En Kagemusha, Kurosawa recurre una vez más a una ambientación en el Japón feudal para contar una historia trágica, de frustraciones, engaños y sangrientas batallas, y para hacer un discurso humanista muy habitual en su filmografía. No hay seres humanos superiores a otros por el simple hecho de nacer en una clase o en otra, como demuestra el suplantador cuando asombra a los samurais y siervos del clan con su aplomo y raciocinio en repetidas ocasiones. El actor Tatsuya Nakadai, que después volvería a trabajar con Kurosawa en Ran, borda el papel del ladrón "redimido", con el típico estilo un tanto histriónico habitual en las películas de Kurosawa (en algunos momentos, recuerda a Mifune, sobre todo en la escena inicial), pero enormemente efectivo, y sin necesidad de diálogos superfluos transmite todo un abanico de emociones en cantidad de escenas, con gestos y miradas.
La película también habla de la importancia de la tradición y de "hacer caso a tus mayores" (el clan perece cuando su imprudente nuevo líder, una vez desenmascarado el suplantador, desoye las sabias palabras del antiguo señor y se lanza irreflexivamente a la batalla), en una discurso conservador fácilmente identificable también en Madadayo, por ejemplo, y mucho menos entrañable que en otras películas del maestro, como Vivir, por ejemplo. No es descubrir América, precisamente, decir que Kurosawa era bastante conservador, y eso, en la parte final de su carrera, le convertía en una especie de "paria" en el mundo del cine japonés, que le consideraba un dinosaurio acabado.
No es necesario hablar de la calidad plástica y narrativa de la película. Sólo hay que verla. En Kagemusha, como en el resto de la filmografía del maestro Kurosawa, hay momentos de tal belleza visual que resultan indescriptibles. ¿Se puede olvidar la sempiterna lluvia de la puerta de Rashomon? ¿Se puede olvidar la terrible batalla de Ran? ¿Se puede olvidar el fascinante momento del arcoiris sobre el lago en Kagemusha? ¿Se puede olvidar la belleza de la taiga desolada en Dersu Uzala?
En resumidas cuentas: Kurosawa, una vez más.
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