"You're going to need a bigger boat."

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domingo, 20 de julio de 2008

Películas recién vistas: TROPA DE ÉLITE


1997. Río de Janeiro. El capitán Nascimento (Wagner Moura) forma parte del BOPE, una unidad especial de la policía brasileña que tiene la incómoda responsabilidad de "limpiar" una favela en la cual el Papa Juan Pablo II planea pernoctar durante su inminente visita. Nascimento se encuentra en una encricujada: a punto de ser padre, y abandonar el mando activo y convertirse en instructor, debe elegir entre los aspirantes a un sustituto a su altura: dos candidatos, Neto (Caio Junqueira) y Matías (André Ramiro) destacan entre los aspirantes. La pregunta que atormenta a Nascimento es... ¿cuál de ambos se convertirá en lo que él considera "un policía de verdad"?
La película, dirigida con pulso firme y energía por José Padilha, fue un enorme éxito en su país de origen, y llega ahora a nuestras pantallas (con casi un año de retraso), y las comparaciones con la estupenda Ciudad de Dios de Fernando Meirelles resultan inevitables. Pese a que ésta última me parece mejor, más original, más laberíntica, no se puede negar que Tropa de Élite es un film estupendo. Narra su historia con un cuidado montaje y un acertado uso de la voz en off, y con un estilo visual caótico, desatado, nervioso y fragmentado, a juego con el barullo, la confusión, la incertidumbre y la oscuridad que abundan en las celebérrimas favelas, donde nadie sabe lo que se va a encontrar al doblar la esquina...
La película engancha desde el primer momento, y describe sin tapujos el "sistema": la combinación de un panorama generalizado de miseria, tráfico de drogas y desolación en las favelas, caóticos apiñamientos insalubres de gente de todo tipo, y un ambiente de corrupción policial casi absoluta, que es mayor según se asciende en la escala de mando... Y los únicos policías que no son corruptos resultan ser precisamente los miembros del BOPE: un verdadero "escuadrón de la muerte" compuesto por agentes más que familiarizados con el "dispara primero y preguta después", la tortura y demás lindezas, con unas técnicas de entrenamiento al mejor estilo "marines" y una esperanza de vida similar a la de los jovenes pandilleros y traficantes de las favelas: es decir, muy poca.
La película no deja títere con cabeza. No se salva nadie. Ni el iracundo Nascimento, ni los íntegros aspirante Neto y Matías, ni los altos mandos o los políticos, ni los ingenuos universitarios y miembros de ciertas ONGs que se codean con peligrosos elementos de las favelas... todos los personajes, retratados con acierto y sin maiqueísmos facilones, se estrellan contra un sistema que parece un verdadero callejón sin salida.
Un film sin concesiones, amargo y realista. Y además, imagino que la realidad será aún peor...

1 comentario:

Anónimo dijo...

La txavala no picó, pero mañana cae en solteria...