"You're going to need a bigger boat."

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viernes, 3 de octubre de 2008

Mis películas favoritas: EL INFIERNO DEL ODIO


El Infierno del Odio (Tengoku To Jigoku, posible traducción literal, el Cielo y el Infierno, 1963) es una de las grandes películas del maestro Kurosawa. Basada en una novela de Evan Hunter (King's Ransom, firmada con el seudónimo de Ed McBain; por cierto, Hunter es también el guionista de Los Pájaros), narra la historia del honrado fabricante de calzado Gondo (Toshiro Mifune, soberbio, soberbio, soberbio); enfrentado a los gerifaltes de su empresa, empeñados en reducir costes (y con ello, la calidad del producto), arriesga todo su dinero para lograr el control de la firma; en ese momento clave, se encuentra ante el drama del secuestro del hijo de su chófer, (el objetivo de los secuestradores era el propio hijo de Gondo). Si paga el rescate exigido, como le demanda su hondo sentido de responsabilidad, Gondo perderá todo lo que tiene, todo lo que ha logrado en la vida...
Claramente dividida en dos partes, Tengoku To Jigoku comienza en la lujosa residencia de Gondo, escenario del que la cámara no se moverá durante casi la mitad del metraje, un auténtica prueba de fuego para el talento cualquier director, que Kurosawa resuelve de manera brillante, dado que ese "único escenario" no llama la atención, hasta que de repente, la acción se tralada al exterior, y entonces el espectador se apercibe de ello: hasta entonces, está atrapado por la tensión, la sucesión de silencios, diálogos, llamada telefónicas y miradas entre Gondo, su ayudante, su esposa, los policías encargados de la investigación, y el desdichado chófer, en una serie de escenas magistrales que se desarrollan en un único escenario: el salón de la casa de Gondo, situada en una colina, desde la cual se ve toda la ciudad.
Resuelto el dilema y pagado el rescate, la película pasa a ser el relato de la minuciosa investigación que la policía lleva a cabo para encontrar al secuestrador. Kurosawa revela enseguida la identidad del malhechor, para demostrar que le interesa algo más que mantenernos intrigados. El guión traza brillantes retratos de los policías, impresionados por la rectitud moral de Gondo, y empeñados en recuperar su dinero para que no pierda su empresa debido a su honrado gesto, y nos muestra su lenta aproximación al secuestrador. Un hombre resentido, que odia a Gondo por el simple hecho de que su casa domina toda la ciudad, mientras él malvive en un cuchitril miserable, corroído por la envidia hacia los demás. La película trata temas comunes en la filmografía del maestro: la honestidad frente a la avaricia, "lo moderno" como agresión a "lo tradicional"...


De una factura impecable, en un maravilloso blanco y negro que va como anillo al dedo al excelente guión de Eijiro Hisaita, Tengoku To Jigoku contiene escenas que se cuentan entre lo mejorcito de la filmografía del autor de Ran, y eso es decir mucho... Magistral es el momento en el cual, ante el asombro de los policías que le siguen la pista, el secuestrador le pide fuego a un Gondo que ignora quién está frente a él, en plena calle; al igual que el estremecedor diálogo final entre Gondo y el secuestrador, una vez éste está entre rejas. Por no hablar del espeluznante "picadero" de yonquis en el que el secuestrador trata de despistar a los policías que le siguen los pasos...


En el reparto, rostros habituales en la filmografía del maestro: Tatsuya Nakadai, Isao Kimura, Takeshi Kato, el inmortal Takashi Shimura... Mención especial merece el veterano policía al que todos apodan Patrón (Kenshiro Ishiyama), a quien su carácter bonachón no le impide ser un verdadero "perro de presa", y que aporta momentos divertidos y entrañables a la película.
En resumen, un thriller excelente, de estructura y desarrollo de lo más originales, que funciona como un verdadero mecanismo de relojería y cuya fuerza permanece intacta hoy en día. Una película maravillosa, inacabable, tensa, inigualable, magistral.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Tendrías que hacer, Montón de celuloide...