"You're going to need a bigger boat."
jueves, 25 de diciembre de 2008
EL MONTÓN DE TEBEOS presenta... SCALPED
Una de las series más interesantes de los últimos años en la línea Vertigo de DC Comics es Scalped, con guiones de Jason Aaron y dibujos de R.M. Guéra. Con solamente un tomo publicado en España, Scalped sigue adelante al otro lado del Atlántico (cuarto tomo en camino en EE.UU.), manteniendo intactas sus constantes: género negro como la pez, mezclado con tonos ocre de reserva india en decadencia, ahogada en agua de fuego, y por supuesto color rojo en la piel de sus protagonistas... y rojo sangre, también.
Dashiell Bad Horse (o Caballo Terco, en versión española) se fue de la reserva apache (o lakota, como prefieras) de Prairie Rose en Dakota del Sur cuando era joven, harto del ambiente miserable y del continuo activismo pro indio de su madre, Gina. Ahora, convertido en agente del FBI, vuelve a la fuerza al lugar donde creció, con la misión de terminar con el reinado del jefe Lincoln Red Crow, el cacique local que tiene bajo su control numerosos negocios turbios (además de controlar la policía encargada de los asuntos tribales) y que está a punto de abrir un casino en el lugar, que se supone traerá una revitalización a la paupérrima situación que se vive en la reserva, cuya población es pasto de la miseria, el alcoholismo y la violencia. Un sangriento suceso del pasado en el que están implicados la madre de Dash, Red Crow y un repugnante agente del FBI, Nitz, ahora jefe directo de Dash, planeará sobre todos los personajes. Pero también en el presente habrá sangre...
Durante los doce primeros capítulos, el guionista Jason Aaron va colocando con paciencia sus peones. Nos presenta a los personajes y sus relaciones. Conoceremos retazos del pasado de Dash y de su relación con su madre, a la que aborrece, asi como lo corta que tiene la mecha: es violento, descontrolado e imprevisible, y su tapadera para socavar el poder de Red Crow es... convertirse en agente de la policía tribal. Por no mencionar que su desagradable jefe le tiene cogido por las pelotas... También sabremos hasta dónde llega el largo brazo de Red Crow en la reserva (asi como cuál es su relación con la madre de Dash) y conoceremos a su descarriada hija, Carol, quien además inicia un tormentoso "affaire" con Dash.
Asimismo, Aaron nos va presentando a un interesante conjunto de personajes secundarios: el agente Nitz, corrupto, sardónico y vengativo; Diesel Engine, un facineroso blanco que se cree un "bravo" porque tiene un dieciseisavo de sangre india; Catcher, un compañero de juventud de las reivindicaciones políticas de la madre de Dash, ahora devastado por el alcohol, y que clama tener visiones de espíritus indios que le avisan de terribles desgracias por venir... con Dash como protagonista; Jigger, un ultracorrupto funcionario a sueldo de Red Crow; Falls Down, ex agente de la policía tribal; o Shunka, el fiel secuaz de Red Crow.
Todo ello a lo largo de los dos primeros volúmenes, Indian Country y Casino Boogie, que recopilan los once primeros números de la serie. El tercer volumen, Dead Mothers, arranca con un número 12 que sirve como recapitulación de lo sucedido, del ambiente, y anticipo de algunas cosas por venir; y a partir del capítulo 13 empieza la acción de verdad, con dos muertes simultáneas que sacuden la reserva. El arco argumental es excelente: trágico, tenso, seco, duro, sin concesiones, y todo lo que sucede tendrá repercusiones en el futuro de la serie, sin duda alguna. Y las dos madres muertas a las que hace referencia el título no son las únicas que visitarán la morgue local... además de provocar sorprendentes reacciones en Dash y en Red Crow.
Aaron va desgranando su historia con paciencia, y precisamente eso exige la serie a sus lectores: paciencia. El guionista elige ofrecer gran cantidad de información durante los primeros doce capítulos, sin que la historia avance demasiado, para que lo que viene después esté perfectamente claro. El innegable talento de Aaron logra que la lectura no sea aburrida en ningún momento, sino todo lo contrario. Estupendo argumento, retorcido, lleno de insinuaciones, engaños y relaciones tensas entre los protagonistas; diálogos afilados, violencia, sexo, corrupción: serie negra, en dos palabras.
Reconocidos los méritos del guionista, hagamos lo propio con el dibujante: R.M. Guéra (nom de guerre de Rajko Milosevic) logra un trabajo sobresaliente, lleno de fuerza, muy efectivo y adecuado a la historia y a su ambiente, bien secundado por el excelente, repito, excelente color de Giulia Brusco y por las colosales portadas que firma Jock. Guéra mejora viñeta a viñeta, número a número. Otros dos dibujantes acompañan a Guéra en sendos fill-ins: John Paul Leon y Davide Furnó (en los capítulos 12 y 18, cuyas portadas llevan la firma de sendos artistas invitados, Dave Johnson y Tim Bradstreet). Ninguno de ellos desmerece al lado de Guéra, pero es de desear que el artista nacido en Belgrado no abandone la serie; se le echaría mucho de menos.
Vamos, una serie recomendable al 100%, gente, al menos en mi humilde opinión. Y de propina, aquí van unos cuantos bocetos de Guéra, extraídos del Flickr de Jason Aaron.
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