"You're going to need a bigger boat."

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martes, 21 de julio de 2009

Películas recién vistas: EL INCREÍBLE HOMBRE MENGUANTE


Qué ganas tenía de hacerme con esta película. Recuerdo haber pasado mucho miedo de niño con el pobre tipo este que se achica y mengua, cuando le perseguía su propio gato doméstico, o cuando se enfrentaba con la araña del sótano. Ni siquiera recordaba si había visto la película entera, o solamente fragmentos. Ahora, con algo más de edad (física, no mental, ja!), me lo he pasado estupendamente con una de las cintas del cine fantástico yanqui más populares. Basada fielmente en la novela homónima de Richard Matheson, autor de Soy Leyenda (de hecho, la fidellidad está asegurada, dado que Matheson es también autor del guión del film), como se sabe, la película narra la increíble aventura de Scott Carey, que tras un infortunado encontronazo con una neblina radioactiva, se encuentra sometido al extraño fenómeno de que su tamaño, poco a poco, se va reduciendo...

El film de Jack Arnold, con un cuidado ritmo y un diseño de producción excelente, retrata a la perfección el proceso que sufre Scott, asi como la manera en que su condición va afectando a su relación con su esposa y su entorno. Los dos protagonistas, Grant Williams y Randy Stuart como Scott y su esposa Louise, veteranos del mundo de la TV de entonces, son perfectos ejemplos de homo americanus enfrentados a algo completamente desconocido y aterrador. La metáfora de la historia, al menos en esta parte de la película, está clara: la situación de Scott y Louise es la de cualquier pareja o familia en la cual uno de sus miembros atraviesa por una situación difícil (enfermedad, o cualquier otro tipo de problema), y se ilustra de manera atinada la paulatina erosión de la relación entre ambos.

El auténtico punto de inflexión de la cinta es la batalla de Scott con su gato doméstico, momento a partir del cual la película, ya obviamente adscrita al género fantástico, deriva por completo a un mundo extraño en el que Scott es como un alienígena, sometido a mil y un peligros. Resulta fascinante la imaginación con la que los responsables de la cinta mueven a Scott por el sótano de su propia casa: la batalla con la araña, la inudación del calentador de agua, la escalada del cajón de madera con hilo de coser... son escenas memorables. La cinta cuenta con unos efectos especiales de lo más convincentes, que por momentos recuerdan a trucos ópticos y fotográficos vistos en superproducciones como El Señor de los Anillos (en particular, los momentos en que se simula que Scott tiene la estatura de un niño). Imágenes casi oníricas, como la de Scott viviendo en una casa de muñecas antes de ser atacado por el gato o la totalidad de sus peripecias en el sótano, que resultan inquietantes, incluso hoy en día.

Adecuado resulta también el final, muy fiel al de la novela, con un diminuto Scott lanzándose a un nuevo mundo de aventuras completamente diferente al que ha conocido hasta entonces... y esa es la metáfora final de la historia. Siempre quedan motivos para vivir...

Ojalá las películas fantásticas de hoy se gastasen la mitad de imaginación que se despliega en El Increíble Hombre Menguante... Pero bueno, que no cunda el pánico: se anuncia un remake (qué raro), que seguramente cubrirá las expectativas de todo buen aficionado al cine. Sólo mencionar el nombre de su protagonista da una idea de la (ejem, ejem) catadura del proyecto... Eddie Murphy. En fin...

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