"You're going to need a bigger boat."

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domingo, 30 de agosto de 2009

EL MONTÓN DE TEBEOS presenta... L.O.E.G.: THE BLACK DOSSIER


Tras los dos primeros volúmenes, la saga aventurera creada por Alan Moore y Kevin O'Neill continuó con este Black Dossier, lujoso libro que solamente se puede comprar en EE.UU. A la espera de una edición española, desde los anaqueles de un acérrimo seguidor del barbudo de Northampton (¡gracias, Osterman!), el D.E.R.P. ha conseguido hacerse con un ejemplar y echarle un vistazo... (obviamente, esta reseña contiene spoilers)

Desde antes de la época que conocimos en los volúmenes 1 y 2 (a saber, los tiempos de Mina Murray, Alan Quatermain, el doctor Henry Jekyll, Hawley Griffin y el capitán Nemo), han existido comandos de "hombres misteriosos" al servicio de la corona británica... y también de poderes mucho más grandes que el simple espionaje al mando "terrenal" de los monarcas británicos. Moore nos detalla los aconteceres de distintas encarnaciones de la Liga, antes y después de los tiempos del "grupo Murray", con la presencia casi continua de un personaje que no aparecía sino de pasada en volúmenes anteriores: Orlando, el inmortal ser humano que cambia de sexo varias veces a lo largo de su vida, creado por Virginia Woolf. Los triunfos y fracasos, los cambios de miembros, y el aparente final de la Liga tras la cruenta invasión marciana (con un un intento fallido de "reconstrucción"). Ahora, en una Inglaterra de los años 50 sometida aún a un férreo control estatal, aunque libre ya del gobierno dictatorial elegido tras el desastre de la invasión, y recién terminada la guerra contra el dictador germano Adenoid Hynkel (se apellida, sí, como El Gran Dictador de Chaplin), el nuevo jefe del espionaje británico, el misterioso M (que en realidad es... Harry Lime; sí, "ese" Harry Lime), ansia el poder supremo... y uno de los medios para conseguirlo es mantener en secreto toda la información sobre la larga historia de la Liga... El osado robo de un dossier sobre la Liga por parte de dos personajes a quienes conocemos bien pone en peligro su plan.

Un argumento en apariencia sencillo que Moore adorna con su habitual erudición, vasta, enciclopédica, un apabullante saber que en ciertos corre el riesgo momentos de aplastar al lector bajo una montaña de referencias y detalles. El volumen de citas, referencias y homenajes que Moore maneja en este y los otros volúmenes de la saga me supera ampliamente... ni siquiera voy a intentar enumerarlas. Hay numerosas páginas web sobre el tema, incluso libros "compañeros" editados (ver link al final de la reseña). Sin embargo, en opinión de este humilde mortal, en este Black Dossier no es esa riqueza de referencias el problema; lo que ocurre es que la estructura elegida por Moore para mostrarnos su erudición es farragosa, rebuscada y abigarrada, y lo que es peor, es todas esas cosas sin ninguna necesidad.


No es que lo que cuente Moore no se entienda (porque el argumento es bastante sencillo, hasta simple, podríamos decir), sino que la forma en que el guionista presenta toda la información contenida en el Dossier Negro que da título a su obra "saca" continuamente al lector de la historia. Mezclando todo tipo de recursos en esas páginas, Moore imita el estilo de Shakespeare, o cita el clásico humor satírico británico ilustrado; se apropia de la Fanny Hill de John Cleland; empantana al lector en un casi incomprensible relato escrito en dialecto cockney (o similar) con laaargas frases de unas 20 líneas (quien opine que algunos momentos de Promethea son algo farragosos (cosa que comparto), que pruebe con esto, a ver qué le parece); imagina cómo podría ser una "anti-biblia de Tijuana"; da forma a distintos grupos de "hombres misteriosos" de otras naciones... Todo esto y mucho más (incluida una innecesaria sección final con páginas en 3D y gafitas a juego) se apelotona en páginas cuya maquetación hace casi imposible su lectura, en muchos casos.

Al contrario de lo que sucedía en Watchmen, cada uno de cuyos episodios se cerraba con textos de complemento que ampliaban y añadían detalles a lo visto en las viñetas, sin "molestar" a la narración, en este caso esas páginas extra se "engatillan" entre página y página de cómic, e interrumpen la historia, más que complementarla. Un torrente de letras se inmiscuye en la experiencia de lectura, apabullando al lector, con una, repito, innecesaria demostración de virtuosismo por parte de alguien que no tiene necesidad de demostrar nada, a estas alturas, y que parece exigir a quien lee la misma erudición de quien crea para poder disfrutar de la lectura; y no sólo eso, sino que le pide también al lector una buena dosis de paciencia. Lo que cuenta en esos pasajes extra no justifica lo abigarrado de la manera que elige Moore para contarlo. El inquietante From Hell, sin ir más lejos, es igualmente denso y rico en detalles y referencias, para quien las sepa identificar o las quiera buscar en las extensas notas finales; pero no interrumpe la lectura a cada paso para explicar cada detalle de cada viñeta.


Asimismo, si los dos primeros volúmenes eran entretenidísimas fantasías tejidas con gran habilidad por Moore (excelentes lecturas, lujosos delirios de steampunk estilo pulp que quedaban sin embargo lejos de otras obras del de Northampton), este tercer volumen no aporta nada nuevo a la trama, y simplemente parece una muestra de agotamiento de la fórmula. Como sucedía cuando Marvel decidió contar el origen de Lobezno (con lo cual el de las garras perdía buena parte de su encanto), ese cúmulo de revelaciones le quita a la Liga ese aura de misterio que acompañaba a muchas referencias que Moore y O'Neill deslizaban en diálogos y fondos de las dos aventuras del "grupo Murray". Esa misma denominación le quita lustre al quinteto que conocimos, los que se enfrentaron a Moriarty, a Fu Manchu y a los marcianos de H.G. Wells: la Liga no es "la" Liga, es "una" Liga. Y el hecho de que Moore demuestre que puede contar mil relatos distintos de mil ligas distintas a lo largo de siglos y siglos no significa que todas sean buenas, o dignas de ser contadas (y menos de manera tan farragosa).

Donde no se pueden poner peros es en la labor de Kevin O'Neill. Excelente es la única palabra que se me ocurre para describir su trabajo, en la difícil tarea de ilustrar no sólo el cómic, sino todo el cúmulo de páginas extra ideadas por Moore. Imitaciones de fotografías y postales, ilustraciones eróticas en blanco y negro, multitud de personajes y ambientaciones diferentes... todo ello y mucho más ofrece O'Neill, página tras página. Una suerte que el artista no flojee, porque en términos de guión, este Black Dossier es, sin duda, un paso atrás en relación a los dos volúmenes precedentes y hace un flaco favor a la enorme huella de Alan Moore en el panorama del cómic. No porque sea malo... sino porque Moore puede hacerlo mucho mejor.

Topshelf ha publicado ya el primer número (de tres) del nuevo volumen de la Liga (llamado III, aunque ¿no debería ser IV?), que aparentemente se sitúa en 1910, años después de la invasión marciana y que narraría en detalle alguno de los episodios que este Black Dossier apenas insinúa... Esperemos que de manera menos farragosa.

Más información, incluido un vínculo a una enumeración de referencias contenidas en el libro, y una reseña mucho más autorizada y con interesantes informaciones sobre la gestación del libro, en Entrecomics, ya en 2007 (el libro no es de ayer por la mañana, precisamente...)

1 comentario:

JON OSTERMAN dijo...

Según parece, su lectura te ha ofrecido una de cal y ora de arena.
Por lo menos alguien ha podido degustarlo, ya que yo, con mi nivel más bien pobre de inglés, poco puedo hacer, aparte de disfrutar del arte de Kevin O´Neill.
Y queda muy bonito en la estantería.
Con respecto a una posible edición en castellano, mucho me temo que de momento no es posible.
En Planeta dicen que no se puede editar fuera de Estados Unidos, según parece por problemas legales con algunos de los personajes en él aparecen.
Lo mismo que pasaba con "Lost Girls", antes de que caducasen los derechos de Peter Pan.
Por lo menos podremos disfrutar de "Century" el próximo año.
O eso dicen desde Planeta.
Saludos.