"You're going to need a bigger boat."
domingo, 13 de junio de 2010
Mis películas favoritas: CUANDO HARRY ENCONTRÓ A SALLY
Siempre es un placer repasar esta estupenda comedia romántica protagonizada por unos impagables Billy Crystal y Meg Ryan. Una historia tan vieja como todos los arquetipos, pero contada con inteligencia, diálogos estupendos y bendecida por dos protagonistas en continuo estado de gracia y por un director inspirado. Resultado: un clásico, y lamentablemente, también una corriente de penosas imitaciones.
Harry Burns y Sally Albright son dos personas completamente diferentes, y ninguno de ambos es precisamente un dechado de virtudes. Harry es impulsivo, depresivo hasta extremos refinados, inconstante e incapaz de comprometerse desde su ruptura con Helen. Por su parte, Sally es una persona tan responsable, tan controlada, tan incapaz de expresar sus sentimientos que ni siquiera el fin de su relación con Joe parece hacer brecha en ella. A lo largo de más de una década, ambos tienen tiempo para conocerse durante un solo día (y caerse fatal), coincidir por casualidad cinco años después, hacerse amigos, acostarse... y finalmente, enamorarse.
La conocida fábula del patito feo, esta vez por partida doble, se despliega una vez más ante nuestros ojos. Todos, por muy desastrosos que seamos, podemos acabar por encontrar el amor. La película, en ese sentido, es deliciosamente tramposa. A su inspirada guionista, Nora Ephron, solamente le falta escribir una escena en la que algún otro personaje empuje físicamente a Harry contra Sally, o viceversa. A ver, todos sabemos que el final va a ser feliz... esto es una comedia romántica, después de todo.
Pero dentro de un género que siempre es tramposillo y manipulador, When Harry met Sally... destaca, como otros filmes igualmente irreales y tramposillos, por una estupenda combinación de circunstancias que nos hacen disfrutar intensamente de los desamores y desastres vitales que les suceden a Sally y a Harry, y pasar por alto el sempiterno mensaje de que el amor verdadero existe para todos (para que quede bien claro, Nora Ephron y Rob Reiner puntúan elegantemente con las sucesivas historias de amor que relatan matrimonios de edad madura, que salvaron grandes obstáculos en pos del amor).
Las virtudes del film son abundantes. Para empezar, la pareja protagonista. Sin duda, esta es la película más importante de la carrera de Meg Ryan, quien desde entonces se dedicó básicamente a repetir el personaje de patito feo con sucesivas variaciones (incluso bajo la batuta de la misma guionista) y cambiando de partenaire (por ejemplo, con Tom Hanks, ugh) en filmes de mucho menor empaque pero de éxito asegurado: Hechizo de un Beso, Algo para Recordar, French Kiss, Tienes un E-mail... En esta ocasión, la hoy insufrible, operadísima y plana Ryan se luce escena tras escena, y no sólo en el conocidísimo momento del orgasmo fingido en al cafetería (escena justamente célebre, paralela a aquella excelente secuencia en la que Spencer Tracy enseñaba a Katharine Hepburn que los hombres también sabían fingir el llanto en La Costilla de Adán).
Por su parte, Billy Crystal está tan divertido en toda la película que es casi imposible destacar un momento dentro de una actuación sobresaliente. Mi instante favorito: el encuentro de Harry con Sally en el avión, cuando recapitulan sus respectivas vidas en los años pasados desde que se conocieron, y Harry expone su teoría sobre su relación con las mujeres... que lleva a Sally a pronunciar las inmortales palabras "Es increíble, Harry. Pareces una persona normal, pero en realidad eres el ángel de la muerte". Ambos actores consiguen que nos encariñemos con sus personajes, pese a que son un par de desastres...
Tanto el brillante guión de Nora Ephron (realmente logrado, con momentos de dialogo sublimes, y premiado con el Oscar) como el montaje del film y la dirección de Reiner están a la altura de su pareja protagonista. Secundarios como Carrie Fisher y el ya fallecido Bruno Kirby alegran la función. Con lo cual, tenemos una película que se disfruta de principio a fin, que dura lo justo, ni más ni menos, que está envuelta en el delicioso sonido de clásicos de toda la vida en las voces de Frank Sinatra, Ella Fitzgerald, Louis Armstrong o Harry Connick Jr., que cosechó un éxito arrollador, que generó toda una corriente de imitaciones escasamente afortunadas, y que gusta más con cada revisión...
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2 comentarios:
Qué curioso. El otro día recordé esta peli (no sé muy bien por qué) asociada al deseo de volver a verla. Y eso que en su día me gustó pero no me maravilló. Ese Tom Hanks ugh, sobraba, me parece.. Pero bueno, es tu blog.
Una reseña muy maja. Me has dejado con más ganas todavías de revisitar la peli. Me acuerdo de ese inicio en el que se conocen por el viaje en coche..
Y sí, ya he vuelto.
Pues ya sabes, a revisarla!
Y en efecto, este es mi blog. En Rodeado de Papel, Tom Hanks apesta, oficialmente! Jajaja! Sueno como Adenoid Hynkel en persona... si Hynkel hablase, claro!
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