"You're going to need a bigger boat."
lunes, 14 de junio de 2010
Mis películas: LONE STAR
Olvida El Álamo.
Qué gran frase. Cuánta verdad contenida en solo tres palabras, en esa juguetona y desmitificadora réplica al Remember The Alamo tan popular en el estado de la estrella solitaria... Esa es la frase final de una de las más conocidas, y probablemente la mejor, de las películas secas, duras y siempre comprometidas que ha realizado durante su carrera el cineasta norteamericano John Sayles. Realizada en 1996, Lone Star atesora las mejores virtudes del cine de Sayles y arroja una mirada lúcida y veraz sobre un mundo tan conocido como plagado de tópicos: el microcosmos de la zona fronteriza entre los EE.UU. y México.
Hay muchos secretos enterrados en un pequeño pueblo fronterizo de Rio County, y a veces, como ya se sabe, es mejor dejar las cosas como están... pero no es esa la opinión de Sam Deeds (un siempre bienvenido Chris Cooper), el actual sheriff del lugar, que se propone resolver el misterio de un cadáver que aparece enterrado en los terrenos de un antiguo campo de tiro de la cercana base militar. Sam es el hijo del legendario sheriff Buddy Deeds (Matthew McConaughey, tan soso como siempre). El hombre que, como Ramson Stoddard en El hombre que mató a Liberty Valance, plantó cara a una alimaña de cuidado: su predecesor en el cargo, el corrupto, violento e irascible Charley Wade (un estupendo Kris Kristofferson)... o eso dice la leyenda. Pero ese no es el único misterio que Sam tendrá que desentrañar. Su antigua novia de juventud, Pilar (Elizabeth Peña, guapísima, toda energía) también está rodeada de secretos. ¿por qué sus padres se empeñaron tanto en que dejaran de verse...? Las respuestas a los enigmas darán más que una sorpresa a Sam, y a nosotros con él.
Sayles traza su film con precisión de tiralíneas. Con una elegantísima presentación en forma de flashbacks de los sucesivos descubrimientos de Sam (como la muerte de Eladio Cruz o el verdadero papel de su padre en la desaparición repentina de Charley Wade), Sayles nos regala una mirada realmente lúcida sobre el ambiente fronterizo. Inmigrantes, espaldas mojadas, tejanos racistas que protestan cuando a sus niños se les ofrecen visiones diferentes de cosas que ellos consideran intocables (a esos no les gustarán las películas de John Sayles, me temo), capitostes locales prestos a aprovechar bien las numerosas oportunidades de negocio que les ofrece el duro ambiente en el que se mueven... Sayles entrecruza las historias de Sam, Pilar y su formidable madre, Charley Wade, Buddy Deeds y numerosos personajes más.
Guionista y montador de sus filmes, además de director, Sayles hace de Lone Star un puzzle perfecto, donde cada escena, cada diálogo está perfectamente colocado, sin un solo momento superfluo, sin tópicos. Como en su divertido y certero retrato de un político inquietantemente parecido a George W. Bush en Silver City, o en la incómoda crónica de la adopción ilegal de niños que narra en Casa de los Babys, Sayles pone ante nuestros ojos su visión de cómo funciona el mundo. De cómo a veces las elecciones a las que se enfrenta la gente no son tales, sino simples faltas de opciones. Como a veces hacer lo correcto no significa hacer lo que siempre te han dicho que estaba "bien"... y cómo la verdad puede hacer libre a quien tenga los arrestos de buscarla, encontrarla y vivir con ella... y olvidar El Álamo.
Una verdadera obra maestra. Punto.
Una curiosidad sobre Sayles. Dirigió, en los 80, tres de los videoclips más populares de Bruce Springsteen: el dedicado a "Born in the U.S.A", que superponía imágenes de un Bruce en pleno concierto con las de una América que se empezaba a dar cuenta de lo que se avecinaba con el simpático Ronald Reagan en el poder; el que convertía "I'm on Fire" en la primera experiencia actoral importante del Boss (es mejor compositor y cantante que actor, desde luego), una pequeña pieza de factura clásica que ilustraba la tentación del que está abajo de saborear lo que saborea quien está arriba; y también se encargó Sayles de ilustrar el festivalero y amargo "Glory Days" con un videoclip en el que un jugador de béisbol aficionado que quizá pudo llegar a ser algo alguna vez recuerda sus momentos gloriosos junto a su hijo, mezclado con Bruce y la E Street Band animando el ambiente en un típico bar yanqui. Tres pequeñas piezas estupendamente montadas y realizadas, pese a que las imágenes de Bruce cantando Born in the U.S.A. en vivo no casan demasiado bien con la versión en disco del célebre tema.
En fin, Ronald Reagan no entendía nada, desde luego... y tampoco creo que le gustasen mucho las películas de John Sayles...
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3 comentarios:
Me has sorprendido con la conexión Bruce. No sabía que había dirigido esos videoclips
De las pelis que he visto de John Sayles, mi favorita, sin duda alguna.
Obra maestra y una gran-gran película. Un guión genial, y una realización más cuidadada o con una puesta en escena más lograda de lo que suele ser habitual en su cine.
Para mí el verdadero gran sheriff es el hijo de Buddy, que quiere buscar la "verdad" (ahí me enamoré de este gran actor)...
Y hay frases geniales (cito de memoria, que no es como la tuya).
- ¿Tú crees que hace falta una nueva cárcel?
- Bueno...esa es una pregunta difícil.
- Serás un buen sheriff.
Ja,ja,ja. Genial.
David, has vuelto!
Lo de la puesta en escena que dices, puede ser porque contase con más medios que en otras... dado que este hombre es un verdadero francotirador, normalmente las pelis están hechas con lo justo... Un peliclón en cualquier caso!
Gracias por el comentario!
Woww, me gusta tu critica de cine...
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