"You're going to need a bigger boat."

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jueves, 18 de noviembre de 2010

Mis películas favoritas: EL MUNDO EN SUS MANOS

A veces la gente olvida el título de esta estupenda película de 1952, dirigida, como tantos otros clásicos, por Raoul Walsh. Pero lo que no pueden olvidar es el sonoro apodo de su personaje principal. Di "El Hombre de Boston" en una reunión de avezada gente cinéfila y ten por seguro que todo el mundo esbozará una sonrisa.

El Mundo en sus Manos nos devuelve a una época en la cual la aventura aún estaba viva. A mediados del siglo XIX, varios agentes compiten por hacerse con el mayor beneficio posible en el lucrativo negocio de las pieles de foca. Los rusos, aún dueños de Alaska, no van en cabeza, sino de cabeza debido a la habilidad del intrépido capitán de Nueva Inglaterra Jonathan Clark (Gregory Peck), patrón de La Peregrina de Salem, la nave más veloz y mejor tripulada que surca esas aguas. Pero Clark, apodado El Hombre de Boston, tiene planes a más largo plazo. Su ambición… es comprar Alaska. En su camino se cruzará el amor, en la deliciosa forma de la noble rusa Marina (Ann Blyth)… y también un marinero rival, el Portugués (Anthony Quinn), patrón de la Santa Isabel, tan atolondrado como tramposo, que siempre está al acecho de cualquier oportunidad para medrar aprovechándose del esfuerzo de otros.

¿Qué hace tan grandes a ciertas películas? A veces es difícil explicarlo. Está la nostalgia, por supuesto, del buen recuerdo de haberla disfrutado en algun momento de nuestra vida. Pero no todas las películas que recordamos con cariño son necesariamente buenas…

El Hombre de Boston se encara con El Portugués.

En este caso, juega a su favor el encanto de los protagonistas de la historia, sobre todo El Hombre de Boston y sus dos inseparables lugartenientes, el elegante y culto Deacon (John McIntire) y el primitivo y descacharrante esquimal Ogeechuk (Bill Radovich). Gregory Peck personifica en el capitán Clark al perfecto héroe. Aventurero, pionero, alegre y relajado, siempre con aire de controlar la situación, excepto cuando se cruza en su camino el amor… Por no hablar del inefable Portugués, al que da vida un simpático e histriónico Anthony Quinn, que compite con Clark, pero que finalmente, ante el peligro que representan los despóticos administradores rusos de Sytka, el mayor puerto de la zona, decide unir fuerzas con los hombres de La Peregrina… porque el Portugués, al fin y al cabo, pese a todas sus artimañas, es de los nuestros, caray.

Por otro lado, está la sobria y efectiva dirección de Walsh, que se apoya en un guión con un excelente ritmo, y con momentos dramáticos estupendamente resueltos como la carrera entre la Peregrina y la Santa Isabel (ay, esos entrañables efectos especiales con proyección posterior…), alternados con momentos de comedia bufa (practicamente cada plano en el que aparezca Ogeechuk, sobre todo al principio del film) e incluso claramente infantil (todo lo relacionado con la foca) y alguna que otra pincelada de propaganda ("seremos americanos, podremos reir, cantar, seremos libres…", clama Marina cuando planea casarse con el capitán Clark… por no hablar de ese "aquí besamos primero a las chicas y luego les preguntamos cómo se llaman" que dice el capitán Clark cuando está seduciendo a Marina).

Un clasicazo. Siempre es un placer revisarla. ¡Brindemos por los percebes sin cáscara!

4 comentarios:

MikelC. dijo...

Gran pelicula. De esas que ves cdo eres txaval un sabado a la tarde te gusta, y te sigue gustando cdo te haces màs "viejo".

Yo esta peli siempre la asocio con otro peliculon "El hidalgo de los Mares" que tb es de Gregory Peck, y me acaba de chivar la Wikipedia que es del mismo director. Por algo las relacionaba yo.

Mikel dijo...

Lo dicho, tocayo... clasicazo.

David dijo...

Está muy bien, pero curiosamente no es de mis favoritas de Walsh, que tiene cada obra maestra que pa qué... Siempre digo que tengo a cuatro directores, pero joder, Walsh podría estar ahí también. Me ha gustado la reseña, Mikel.
Un saludito.

Mikel dijo...

Gracias por el comentario, David!