"You're going to need a bigger boat."

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miércoles, 24 de agosto de 2011

RODEADO DE PAPEL (SIN DIBUJOS) presenta… JUAN BELMONTE, MATADOR DE TOROS, de Manuel Chaves Nogales

Este libro, como otros de su autor, tiene una bien ganada fama de bien escrito, y acabo de comprobar que es cierta (con bastante retraso respecto a su llegada a ese montón de libros sin leer que todos tenemos en algún rincón; gracias por el regalo, Aurelio…)

Chaves Nogales, figura cuya importancia se ha reivindicado solo recientemente como merece gracias a la reedición de varias obras suyas, nos narra la infancia de Juan Belmonte en Sevilla y después su aprendizaje del toreo en furtivas faenas camperas, hasta su consagración como matador de toros; sus viajes por todo el mundo, muleta y estoque en mano, con su cohorte alrededor, sus aventuras y desventuras, y la rivalidad que mantiene con Joselito El Gallo, que hace correr océanos de tinta en España, hasta la muerte de éste en Talavera; su inesperado matrimonio, su retirada y su vuelta a los ruedos…

Belmonte, tanto dentro como fuera de la plaza, es casi la antítesis de lo que entonces se consideraba que debía ser un torero. Un hombre serio, modesto, cultivado a base de lectura y contacto con intelectuales de su época (como Valle-Inclán, por ejemplo), cuyos horizontes amplían sus viajes por Europa y América, y a la vez consumido por la pasión por su oficio. Como torero, Belmonte tampoco era un diestro a la usanza, por su peculiar manera de entender la lidia, y por ello en muchas ocasiones el público no fue comprensivo con él.

Y Chaves Nogales, con una prosa perfectamente entrelazada y adoptando la primera persona para acercarnos más a la figura de Belmonte, también da cuenta de cómo era la España de su época, en la cual los toreros eran los héroes, las figuras legendarias de un país aún anclado en una monarquía rancia y anquilosada. La llegada de la República sorprende a Belmonte ya veterano, casado y con familia, en su finca, encarnación del sueño de todo andaluz que sin embargo a él, que ha visto más cosas y sabe más, enseguida de conseguido se le queda pequeño… pese a que ya entrevé en el horizonte la decadencia de su oficio, sustiruido por otras pasiones en el querer del público, confiesa que no se ve capaz de hacer otra cosa en la vida.

Un libro estupendo, ágil, escrito con gracia, una biografía que se lee como cualquier buena novela. Una semblanza de una gran figura de su época, un tiempo que ya ha desaparecido; un relato que se devora, sin necesidad de ser aficionado a los toros para disfrutarlo como se merece.

3 comentarios:

Anónimo dijo...

No he leido yo ninguno de torturadores considerado bueno fijate.

Anónimo dijo...

O si, pero seguro que prohibidos.

Mikel dijo...

Bueno, todos tenemos nuestros prejuicios...