"You're going to need a bigger boat."

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martes, 4 de octubre de 2011

Películas recién vistas: EL ÁRBOL DE LA VIDA

Terrence Malick continúa siendo uno de los directores más sorprendentes, personales y a contracorriente del cine actual. Secretista, ferozmente independiente y maniático, Malick presenta ahora este nuevo film, El Árbol de la Vida, lleno de elementos autobiográficos e imágenes de inusual belleza: un acercamiento lírico y arriesgado a temas como la familia y la pérdida de la inocencia que provoca división de opiniones. Bobada pretenciosa o poesía inigualable. ¿No hay término medio? Una vez más, spoilers ahead...

Una vez vista, es indudable la capacidad de Malick de crear imágenes portentosas, impactantes, que ya estaba bien demostrada en sus films (recordemos, por ejemplo, la subyugante jungla de Guadalcanal en La delgada línea roja). En El Árbol de la Vida todo es luminoso (en algunos momentos, incluso demasiado), todo es hermoso. La película es una evocación de la propia niñez del director, en una casita de las afueras de un pueblecito de Texas en los años 50 (más o menos), en la cual su madre (estupenda Jessica Chastain) y su padre (Brad Pitt, bien sin más) representan dos maneras de entender el mundo, en muchos momentos opuestas. Los auténticos reyes de la función son los dos niños que dan vida a los hijos mayores de la familia, que se revelan como estupendos actores y dan verdadera vida a sus personajes, en particular Hunter McCracken, que interpreta a Jack, el hijo mayor.
De manera valiente y arriesgada, Malick complementa su narración con dos escenas, una de ellas al inicio del metraje, otra al final. La primera, aunque parezca mentira, es una recreación… del origen del mundo. Ahí es nada. La segunda, en la parte final del film, es el ensoñador reencuentro del hijo mayor, ya adulto (Sean Penn, con poco papel para hacer gran cosa), con su familia ya fallecida. Opino que funciona mucho mejor la segunda, más emocionante, más accesible, mejor enlazada con la historia y muy a tono con su lirismo extremo, que la primera, cuya arriesgada (o plomiza, escoge lo que prefieras) abstracción inicial se complementa con otras escenas (como la de los dinosaurios, por ejemplo) mucho menos conseguidas. Y, sinceramente, creo, si toda esa mencionada primera escena desapareciese del metraje, no se notaría la diferencia, excepto en el minutaje del film.

La ausencia de un argumento lineal, lo fragmentado de la trama, lo parco (la casi inexistencia, más bien) de los diálogos, el uso de las voces interiores, y los dos momentos mencionados (sobre todo el primero) son suficientes para que algunos (muchos, supongo) espectadores huyan como alma que lleva el diablo. Y al hacerlo, perderán la oportunidad de apreciar la hipnótica belleza de la mayoría de sus escenas, la apabullante y absorbente capacidad narrativa de Malick (esa manera de usar el silencio, sin ir más lejos) y a la interesante contraposición de dos formas de ver la vida que propone: bien expuesta en las diferencias entre padre y madre, y contada de manera realmente sublime. 
 
Está claro que la vocación del director de Malas Tierras, en este caso, no es la de contar una historia a la manera tradicional, sino la de transmitir recuerdos, instantes, fragmentos. Quizá un poco menos de hermetismo por parte de Malick ayudaría a que el film enganchase aún más, porque hay momentos algo fríos (algunas de las escenas iniciales con Sean Penn), o innecesarios (las mencionadas escenas del origen del mundo) en contraposición a otras escenas gloriosas e inolvidables (casi todas las escenas que comparten los dos hermanos, Jack y RL, por ejemplo).

Se le pueden dar muchas vueltas al film. Si fuese una obra escrita, hablaríamos de poesía, no de narrativa, desde luego. Esto es arte en forma de película, y está claro que esa es su vocación. No hay nada malo en ello. Todo lo contrario. Es ambiciosa, impresionista, cuidada, imprevisible, deslumbrantemente hermosa, casi rabiosamente personal; y por ello, a ratos, también resulta autoindulgente, algo pretenciosa y, en algunos momentos, innecesariamente hermética. Pero, desde luego, hay mucho más de bueno que de malo. Mucho más.
Está claro que no es un film para todo el mundo. ¿Merece la pena verla? En mi opinión, desde luego. ¿Está garantizado que te gustará? En absoluto. Pero, si quieres seguridad y certeza de que un film te va a gustar o no (y de que un segundo visionado no te va a aportar nada nuevo), más o menos el 90% (o más) de las películas que puedes encontrar en la cartelera te la puede ofrecer. Y ese es precisamente uno de los grandes valores de El Árbol de la Vida. Cada vez que la veas, le vas a encontrar nuevos detalles, nuevos valores. Si es que te ha parecido lo bastante interesante como para verla dos veces, claro. A mí, desde luego, me lo ha parecido. Quien busque un film convencional, repito, tiene (casi) todos los demás.

Eso sí, hay que acercarse a ella sin prejuicios, y sabiendo a lo que se va. Es la única manera. Como sucede con otras películas "diferentes", si no te vas a meter en la película desde el principio, desde luego, mejor que no vayas a verla. Perderás el tiempo, y la vida es corta.


En conclusión: no te creerás que he escrito todo esto porque no me ha gustado nada, ¿verdad? Pese a que desde luego echo de menos saber algo más de esta familia O'Brien y algo menos de la historia del mundo, El Árbol de la Vida es, sin ninguna duda, una de las películas más interesantes y sugerentes del año. Te guste más o menos (en mi caso, mucho), o aunque no te guste nada de nada (cosa que sinceramente dudo), no dejarás de darle vueltas, días después de verla…

Yo te animaría a probar, aunque solo sea por curiosidad. Piensa en la próxima película que vayas a ver en el cine... ¿De verdad crees que después de verla, te apetecería verla otra vez?

6 comentarios:

Amaia Ballesteros dijo...

Habrá que verla. La vida es corta, no?

Mikel dijo...

Ya contarás, a ver que te parece. Tú siéntate, y mira, sin pensar mucho antes de verla. Es mejor dejar que te sorprenda!

Amaia Ballesteros dijo...

Ya la vi ayer. Y no voy a repetir.
No quiero decir que me haya disgustado... es muy extraña, larga y lenta. Hay imágenes hermosas, escenas que sorprenden como la de la creación del universo, los detalles y el preciosismo, la iluminación, lo que parecen sueños...
Pero bostecé demasiadas veces como para volver a verla.
Y en cuanto a la trama familiar... buf!

Mikel dijo...

Pues precisamente la parte de la creación del universo, yo creo que se podría "extirpar" sin problemas y la película no sufriría. Lo demás, yo aluciné cantidad! La primera vez que la vi me quedé un poco "igual", pero poco a poco, pensando, dándole vueltas... y con el segundo visionado, claro... aluciné.

Amaia Ballesteros dijo...

Mira que yo soy de "documentales" y me gustan, pero esa sensación de lentitud... yo necesito más entretenimiento (y no el típico entretenimiento de pelis banales de hoy en día), más dinamismo, menos silencios. La madre no habla, parece que le ha comido la lengua el gato.
Por otro lado me rcordaba a mi infancia, los juegos, naturaleza, descubrimientos... eso me gustaba... pero el papel del padre autoritario y el hijo mayor que cada vez está más "tocao"... uf, me agriaba un poco la película.

Mikel dijo...

En lo de los silencios tienes razón, abundan en la película, pero a mí me parece uno de sus grandes aciertos, contar sólo con imágenes, sugerir más que decir. De todos modos, es una peli de esas "diferentes", que a cada uno le provocan reacciones distintas.