"You're going to need a bigger boat."

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martes, 13 de agosto de 2013

Mis películas favoritas: ESPARTACO

¿Quién no se ha emocionado con el célebre momento "Yo soy Espartaco"? El film dirigido por Stanley Kubrick y producido y protagonizado por el hijo del trapero en persona, Kirk Douglas, permanece como uno de los grandes exponentes de una manera de hacer cine "a lo grande" que la evolución de la tecnología ha hecho desaparecer.

Pero además, la película de Kubrick (mi favorita entre las suyas, he de confesar) atesora unas innegables virtudes de las cuales carecen muchos de sus colegas de género peplum: en concreto, además de un espléndido reparto y una clara carga política, hallamos en ella una inquietante visión de la moral, o la ausencia de la misma, de los poderosos. Todo ello hace de Espartaco un film moderno que no ha perdido ni gota de su interés, con el paso de los años.

Como tampoco ha perdido fuerza la novela en la que se basó su guion, un libro que el norteamericano Howard Fast escribió a principios de los años cincuenta, momento en que pasó varios meses en prisión víctima de la tristemente célebre caza de brujas. Una vergonzosa persecución que también afectó a Dalton Trumbo, guionista a quien Douglas contrató para el film terminando con el ostracismo del escritor, que fue uno de los "diez de Hollywood" y figuraba en una lista negra debido a su negativa a denunciar a miembros del partido comunista, como él.



Nacido esclavo, convertido a la fuerza en gladiador, Espartaco lidera una rebelión de gladiadores contra el poder de Roma que hace que los cimientos del poderoso imperio se tambaleen. Finalmente, el poderío militar romano aplasta la rebelión, y Espartaco y los suyos hallan la muerte.

El guion de Trumbo conserva intacta la esencia de la historia y personajes ideados por Fast (aunque inventa episodios como el mencionado y emocionante "Yo soy Espartaco", o el personaje interpretado por Tony Curtis). Dejando aparte diferencias de detalles (por ejemplo, en el film, Espartaco muere crucificado, pero no en el libro, y la estructura de la novela es más compleja que la del film, que no recurre a flashbacks ni otros recursos narrativos que sí emplea Fast), tanto la novela como el film contraponen a dos formidables personajes que se verán relacionados de una u otra forma con Espartaco y su rebelión.



Tenemos a Graco (en el film, un impagable Charles Laughton), político hasta la médula, tan astuto como orondo, que comprende mucho mejor que nadie en Roma el verdadero alcance de la rebelión de Espartaco; y a Craso (Laurence Olivier en la película), veterano militar, un verdadero exponente del poderío del imperio. Ambos son enconados rivales, y su enfrentamiento en el libro se refleja de manera más simplificada pero igualmente efectiva en el film de Kubrick. La victoria final de Craso es pírrica, dado que Graco muere, sí, pero por su propia mano, y con una sonrisa en los labios… y después de arrebatarle a la codiciada Varinia (que en el libro no se parece demasiado a Jean Simmons... aunque Espartaco tampoco tiene los rasgos de Kirk Douglas, la verdad).

El film reflejó también, en la célebre escena censurada que tantos años costó recuperar, la compleja naturaleza del personaje de Graco, a quien Olivier encarnó con su habitual brillantez, y la tensión entre las formas de la república y la abierta tiranía, el "orden" imperial que anhela Craso. En el libro, Fast presta menos atención a ello y contrapone abiertamente la honradez, pureza y justicia moral de la causa de los esclavos rebeldes a la decadente vida de los romanos, explotadores y ladrones del trabajo de otros; una decadencia moral que en el film queda bien reflejada en la morbosa fascinación de las patricias romanas con los gladiadores.



También brillan en el reparto del film, naturalmente, su principal protagonista e inspirador, un comprometido y luchador Kirk Douglas, que en la cúspide de su fama produjo y protagonizó también el anterior film de Kubrick, Senderos de gloria; y un melifluo Peter Ustinov como Baciato, el tratante de gladiadores en cuya escuela de Capua prende la llama de la rebelión de Espartaco. Inolvidable es la escena en la que Baciato y Graco relacionan la delgadez con la tiranía.

Un gran film cuyos valores cinematográficos (por no hablar de su certera reflexión sobre el poder) permanecen intactos.

2 comentarios:

Chugdush dijo...

Es que no me queda claro:¿ansÍa ostras o caracoles?

David

Mikel dijo...

Corregido! Gracias!