Cualquier guionista que parta de una trama ideada por John Le Carré tendrá por fuerza que simplificarla un poco para que los laberínticos enredos tejidos por el célebre novelista no lleven a que la película en cuestión alcance las treinta horas de duración. Lo vimos en El topo y lo vimos en El jardinero fiel, dos magistrales muestras de cine basadas en libros de Le Carré. Y lo vemos también en esta nueva y excelente adaptación de El hombre más buscado, escrita por Andrew Bovell y dirigida por Anton Corbjin.
En los alrededores de los muelles de Hamburgo, la célula antiterrorista dirigida por el veterano agente Günter Bachmann (impresionante Philip Seymour Hoffman, como casi siempre) recaba información sobre posibles terroristas islamistas. Un joven musulmán checheno (Grigory Dobrijin) será el centro de una absorbente trama que involucrará a personajes como el banquero Tommy Brue (Willem Dafoe), la abogada Annabel Richter (Rachel McAdams) o la reservada alto cargo del espionjae estadounidense Martha Sullican (Robin Wright).
120 minutos que pasan en un suspiro es lo que nos ofrece este film de espías despojado de épicas vetustas y de agentes secretos de opereta, y que trae a nuestros días el trajín de los modernos cazadores de terroristas. La sobriedad visual y la excelente ambientación del film ilustran la paranoia, la obsesión, la imposibilidad de llevar una vida normal que se encarnan en el personaje del tristemente fallecido Hoffman, bien secundado por el resto del reparto, incluida la actriz alemana Nina Hoss, toda elegancia, que da vida a su mano derecha en los afanes de la investigación. Diálogos cuidados, interés que no decae, excelentes intérpretes. Un cóctel ganador.
En resumen: peliculón.
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