"You're going to need a bigger boat."

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martes, 29 de junio de 2010

Rodeado de Papel presenta... RODEADO DE AC/DC


Lleno absoluto en el viejo San Mamés para recibir a los veteranos AC/DC, en el último concierto de su larga gira Black Ice. Había rumores que apuntaban a algo especial debido a ser éste el último bolo del camino (por ahora) de los australianos, pero lo cierto es que el show se desarrolló sin excesivas sorpresas. Dos canciones sirvieron para que los técnicos de sonido afinasen y para que Brian Johnson calentase su voz aulladora, y para que el incombustible Angus Young rompiese a sudar. Y entonces explotó la estupenda Back in Black, y el respetable, entregado de antemano, gritó, saltó, aulló y a partir de entonces todo fue una verdadera fiesta rockera. Un terremoto rockero que demostró uan vez más la absoluta efectividad del concepto de rock guitarrero, seco, machacón y telúrico que siempre ha sido bandera de los AC/DC.

El espectacular arranque "ferroviario" que daba paso a Rock'n'roll Train se apoya en un aparataje tecnológico abrumador, y la banda actúa arropada por un sonido que podemos calificar sin problemas de atronador. Desfilaron por el repertorio clásicos como Dirty Deeds, TNT, Let there be rock, Thunderstruck, Hell's Bells, una explosiva High Voltage, la estupenda War Machine de Black Ice (con dibujos animados a tono incluidos) y los tres petardazos de rock'n'roll que no deben faltar en ningún reproductor de música, portátil o no, y por los que AC/DC ya es leyenda del rock: Back in Black, You Shook me all night long y Highway to Hell, que desataron el delirio entre el gentío. Lo mismo sucedió con el incansable deambular de Angus Young por el escenario. Showman excelente (el striptease que se marca es desternillante), guitarrista excepcional, el diminuto Young es la verdadera estrella de la banda, sin duda, y el público respondió a todas sus evoluciones a la perfección.

Como sucedió también en mi anterior visita a San Mamés para ver a los Rolling Stones (hablando de abuelos venerables...), la impresión que queda es la de un show de absoluta profesionalidad, pero con escasas sorpresas, algo rubricado por los comentarios de la gente alrededor, que ya vieron a la banda en el BEC el año pasado. Los true believers verán exactamente lo que esperan, y eso, dicen algunos, es parte del secreto de su éxito. No se puede negar que desde luego el show de los australianos es capaz de reunir a públicos de lo más variopintos, y su poder de convocatoria sólo está al alcance de unos pocos astros privilegiados, como U2, Bruce Springsteen o los mencionados Stones. Pero el espectáculo, desde luego, está milimetrado.

Tras una pausa de unos minutos, el grupo atacó los bises. Una traca final con Highway to Hell y For those about to Rock (we salute you), con unos fuegos artificiales bastante desacompasados, todo hay que decirlo... y se acabó lo que se daba. Así terminaban casi dos horas justas de chatarreo ensordecedor, atávico y sanísimo.

¿Será esta la última gira de AC/DC? El tiempo lo dirá...

Galería de fotos del show, aquí.

2 comentarios:

David dijo...

Pero qué reseña más, más... no sé, no sé...
Aquí no veo la misma pasión que he leído en otras ocasiones (je,je).

Mikel dijo...

Porque tampoco lo de anoche fue como... "otras ocasiones"...

PS: Palabra de control de comentario de Google que me sale: THORIANA. Verídico.