Quizá te suene el título porque acaba de estrenarse un documental basado en este imprescindible libro, en el cual Naomi Klein pasa revista a la segunda mitad del siglo XX y a parte de la primera década del XXI desde una óptica algo diferente a la acostumbrada, de manera lapidaria y efectiva, con una talante abiertamente parcial y subversivo que buena falta hace en estos tiempos que corren.
Tras plantear su punto de partida, a saber, que una doctrina económica ultraliberal nacida en los años 50, la llamada Escuela de Chicago, rige los destinos del mundo y se aprovecha para ello de cualquier conmoción que surge (guerras, catástrofes naturales…) para implantarse y hacerse con el control, Klein va desgranando buena parte de la historia contemporánea del mundo en que vivimos. El Chile de Pinochet, la Argentina de los dictadores, la Rusia de Boris Yeltsin, la Gran Bretaña de Thatcher, la Polonia de Walesa, la Sudáfrica de Mandela, la China de Deng, la Nueva Orleans devastada por el Katrina… tantos y tantos lugares donde los preceptos económicos de Chicago han aprovechado el shock de la población (no importa de qué tipo sea la conmoción) para implantarse y hacer de las suyas, siguiendo un patrón tan estrictamente idéntico (personas implicadas incluidas) que no puede ser algo casual, y dando lugar a unas consecuencias traumáticas.
Es bastante escalofriante ver cómo algunos nombres se repiten de país a país, cómo algunas personas (como... Donald Rumsfeld, por ejemplo) llevan tantos años ya siendo auténticos cánceres andantes, cómo el patrón se aplica de manera implacable, sin importar las consecuencias. Y resulta repugnante de verdad ver cómo, tras la caida del comunismo, esta gente se han quedado no solo sin rival, sino también sin alternativa viable, lo cual les ha permitido dar rienda suelta a sus ansias de enriquecimiento sin ningún reparo, y ahí está la escandalosa relación que hace Klein de la reconstrucción (es un decir) del Irak devastado por la guerra, tras la caida de Saddam, o el relato de los meses posteriores al tsunami que arrasó enormes zonas del Sureste Asiático.
Naomi Klein.
Después de leer este libro, cuando se oye a un político de cualquier país hablar de "austeridad", de "tranquilizar a los mercados", de "racionalizar los servicios sociales", de "estado eficiente", y demás gaitas, la canción suena bastante a conocida. Y como alguien te hable alguna vez de Francis Fukuyama y te diga que lo que decía en su famoso manifiesto es cierto, y que Fukuyama básicamente mola, como cierta profesora universitaria que recuerdo de mis lejanos años de estudiante, pues ya sabes por dónde van los tiros…
Klein relaciona la manera que tiene el poder económico de aprovechar las oportunidades (o peor, de amplificarlas mediante los enormes medios de los que dispone, o incluso… de crearlas, paso lógico en la progresión) para dar rienda suelta a privatizaciones masivas que redundan en enormes beneficios para los ricos y un empeoramiento de las condiciones de vida de los más necesitados. ¿Sabes qué es lo peor? Que no hace falta irse muy lejos para oir la canción… pon la oreja, y ya verás cómo enseguida reconoces la tonadilla.
Un libro realmente imprescindible, en estos tiempos que corren. Habrá quien diga que Klein es tendenciosa hasta la médula (cierto), que arrima el ascua a su sardina (también cierto), que exagera (los datos y los nombres están ahí para quien quiera mirar)… Bueno, los del otro bando también mienten, manipulan, exageran e insultan (y de forma mucho menos educada y documentada) a todas horas, ¿no? Y además, Klein tiene razón. Por mí puede seguir siendo igual de tendenciosa. De todos modos, repito, simplemente mira a tu alrededor, en cualquier lugar… y oirás la tonadilla.
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