"You're going to need a bigger boat."

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domingo, 25 de septiembre de 2011

Películas recién vistas: NO HABRÁ PAZ PARA LOS MALVADOS

Enrique Urbizu da una verdadera lección de cómo se hace un buen film de género en este nuevo thriller, en el que recorremos los alrededores de Madrid de día y de noche, de la mano de un policía muy particular: Santos Trinidad (un inspirado José Coronado), un bala perdida de tomo y lomo y con placa, que en el transcurso de una investigación muy personal se topará con algo mucho mayor de lo que imaginaba…

Desde el principio, el film apuesta por la antiépica, el naturalismo y la concisión. Sin apenas música ambiental (y de hecho, la poca que tiene, incluso, le sobra), con una ambientación cuidada y realista (ese plano inicial del basurero con las cuatro torres caracterísitcas del perfil urbano de Madrid), Urbizu nos narra con fluidez la historia de la investigación de Trinidad, y al mismo tiempo, la de su ambiente y la de su vida pasada. Sin tiempos muertos, sin bobadas "peliculeras", con muchos detalles visuales soberbios (atención al detalle de los cubatas de ron de Trinidad), con diálogos secos y medidos, y sólo los estrictamente necesarios ("Aquí, 300.000 euros, como que no, ¿no?"), Urbizu y su guionista habitual, Mitxel Gaztambide, nos llevan de la mano con maestría.

Como en El Aura de Fabián Bielinsky, como en Memories of Murder de Bong Jong-hoo, en No habrá paz para los malvados encontramos el delicioso aliento negro de cualquier buen film de género, aderezado con el color local (español, en este caso: baretos de polígono industrial, inmigrantes relacionados con islamismo radical con ciertos tintes alarmantemente familiares, trapicheo de drogas…). El film mantiene la tensión a lo largo de todo su metraje, y su seco y casi anticlimático desenlace hace honor a su título, que proviene de una citadísima frase bíblica, No rest for the wicked, que se puede encontrar en muchos otros lugares, y que hace referencia evidentemente a la mala conciencia y al castigo que espera a quien se aparte del buen camino… vamos, exactamente lo contrario que sucedía en otro film negro magistral y devastador, Los canallas duermen en paz, que el gran Kurosawa filmó en 1960.

Dos horas de buen cine, donde el reparto, con algunas caras conocidas (dos conocidos veteranos, Juanjo Artero y Pedro María Sánchez), otras menos conocidas (Helena Miquel, estupenda en su papel de jueza) y protagonismo absoluto de un estupendo José Coronado en un personaje estupendamente dibujado, tan magnético como aquel Malamadre de Luis Tosar en Celda 211, pero dentro de una película mucho mejor equilibrada y que deja mucha más huella.

Conclusión: gran película.

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