RODEADO DE PAPEL (Sin dibujos) presenta... TENEMOS QUE HABLAR DE KEVIN

¿Qué tienen en común lugares como Lieja, Blascksburg (Virginia), Pearl (Mississippi), Paducah (Kentucky) o la isla de Utoya, en Noruega? Te voy a dar una pista: la respuesta tiene relación con el instituto Columbine, en Littleton, Colorado… y seguro que recuerdas lo que sucedió allí.

Tenemos que hablar de Kevin, escrita por Lionel Shriver, que ya era una veterana del mundo de las letras antes de este libro (pero que nunca había cosechado el resonante éxito que obtuvo con él), es el desesperanzado acto de contrición, de arrepentimiento, pero también de amor, de Eva, la madre de Kevin, quien una mañana cualquiera, sin ningún motivo especial, asesina a varios de sus compañeros de instituto siguiendo un plan meticulosamente trazado, y después simplemente espera a la policía.

La novela, estructurada en forma de cartas que Eva escribe a su marido, Franklin, es absolutamente adictiva y sus casi 600 páginas se leen en un suspiro. La primera persona aporta al relato una mayor intensidad, y Shriver se muestra certera en el ambivalente retrato de Eva. Desde el mismo momento del nacimiento de su hijo, exactamente al contrario que cualquier madre, Eva lo rechaza, porque siente que él también la rechaza a ella. A medida que Kevin crece, la guerra entre ambos se hace más cruenta, su relación más enfermiza. Ajeno a todo ello permanece el bonachón "marido americano" Franklin, y desgraciadamente para ella, no tan ajena a todo ello permanece la inocente hermanita de Kevin, Celia.

La novela plantea incómodas reflexiones. La maternidad puede cambiar la vida de muchas maneras, pero no siempre a mejor… y sin embargo, Eva nunca deja de ser la madre de Kevin, ni siquiera cuando él ya ha perpetrado su fríamente calculada masacre. De puertas afuera, naide sospecha la guerra que ambos viven… y sin embargo, incluso tras aquel jueves, Eva no puede separarse de su hijo. ¿Qué se puede hacer cuando se tiene la certeza, pero no las pruebas fehacientes de que algo va terriblemente mal… y cualquier movimiento al respecto va contra todas las normas sociales establecidas? Porque, ¿qué hay más antinatural que el hecho de que una madre se vuelva contra su propio hijo…? Y, lo que es peor… ¿y si no hay una explicación plausible para los actos de Kevin, como no la hay para su maldad congénita?

Una novela apasionante. Ya era hora de leerla, dado que el estreno de su versión cinematográfica se avecina… Espero que el film capte la esencia malsana, desesperanzada, a la vez repulsiva y magnética, de la novela.