Toda la gracia que tenía la primera parte desaparece en esta continuación del exitoso Kick-Ass, donde prosiguen las peripecias de Dave Lizewski, esta vez empeñado en unirse a un supergrupo. Como cualquier superhéroe que se precie, sabe que actuando en equipo será más efectivo… además de que su sueño húmedo, naturalmente, es ser miembro de un grupo.
Pese a exponer algunas ideas interesantes, no las desarrolla, y todo se queda en una (entretenida, pero sin gracia) recopilación de nuevas animaladas, que simplemente se van sucediendo de manera previsible, tanto como lo es el retorno de una Hit-Girl mucho menos inspirada que la que vimos en la primera parte. Millar y Romita Jr. ponen el automático, sabedores de que tienen un éxito entre las manos, y el color tampoco ayuda demasiado… Pero ya se anuncian dos continuaciones, y la precuela ya está en camino. El único consuelo es que como sucedía con la primera parte… la película será peor.
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