"You're going to need a bigger boat."

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martes, 5 de febrero de 2013

Lecturas recientes: INCREíBLE HULK de Jason Aaron


A porrazos con monstruos gigantes...

Recién terminada la breve etapa de Jason Aaron al mando de la serie de Hulk para dejar paso a la enésima "renovación" de Marvel, es hora de dedicarle unas líneas. Cuando Aaron, uno de los pesos pesados de Marvel en estos últimos tiempos, se hace con el control del personaje, Hulk acaba de salir de uno de los peores baches de toda su historia como personaje...  

Jeph Loeb (con la compañía de otros) se ha encargado de echar por tierra los estupendos dividendos de los Planeta Hulk y World War Hulk de Greg Pak, en varios años de historias aburridas y sin ninguna chispa, en las que el número de personajes gamma ha alcanzado cotas nunca vistas hasta ahora: dos Hulks, tres Hulkas, hijos e hijas, y multitud de medianías gamma, en tramas aburridas, apresuradas, abigarradas y en muchos momentos ridículas. La cosa empezó floja, fue a peor, y terminó espantosamente mal. Pasemos revista a la imagen siguiente...

Hulk Rojo (Thaddeus Ross), Hulka Roja (Betty Ross), Lyra la Hulka del futuro (hija de Hulk y Thundra), Skaar, el hijo grandullón de Hulk (y falta el otro hijo, el tirillas de Hiro-Kala), la Hulka de toda la vida (Jen Walters), el Hulk verde de siempre (Bruce Banner)... y hay muchos más. ¿ A que es un verdadero lío? Gracias, Jeph...

Así, Aaron se encuentra ante la ingrata tarea de dar carpetazo a este embrollo penoso y darle un giro al personaje para cerrar este volumen de la serie en EE.UU. Al estilo de Mark Millar en Lobezno, pero con menos gracia, Aaron arma una intriga en la cual se resuelve de una vez la relación entre Hulk y ese nuevo Banner "listo y con mala leche" de los últimos tiempos, con la participación estelar del Doctor Muerte y una larga lista de personajes invitados. La serie arrancó desde un nuevo número uno, y cerró en EE.UU. tras apenas un año de vida (menos tiempo aún en España, donde los quince capítulos se han publicado en nueve meses).

A porrazos con su ex-esposa, ahora grande y roja...

Sabiendo que la cosa no podía ir a peor después de tanto desaguisado, Aaron se desmelenó. El resultado: loco, bizarro, entretenido, y también lastrado por una clara sensación de temporalidad, un "estamos esperando a la próxima serie". En este caso, la inminente Indestructible Hulk al mando de Mark Waid. Aaron metía a Banner y Hulk en multitud de fregados, se inventaba sobre la marcha a una hija natural del Doctor Muerte, y establecía finalmente una relación estable entre monstruo y científico, separándoles primero, y reintegrándoles después.

Pese a las continuas sorpresas y cambios de escenario, encontramos escasos momentos inspirados a lo largo de la alocada trama, demasiado enrevesada. Es una pena que Marvel no haya apostado más por la serie en este año y medio, en el cual el baile de dibujantes es casi continuo. Marc Silvestri, Whilce Portaccio, Pasqual Ferry, Jefte Palo, Steve Dillon, Tom Raney, Dalibor Talajic, Carlos Pacheco… artistas con estilos muy distintos, en momentos muy distintos de sus carreras y aportando resultados muy desiguales en lo gráfico, pero todos ellos muy cerca del aprobado justito, y algunos (Portaccio, sin ir más lejos), muy por debajo.

En resumen: muy decepcionante. El pobre Hulk no se merece los últimos años de sus aventuras.
Y finalmente, a porrazos con el Doctor Muerte.

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