A las vidas de India Stoker (Mia Wasikowska) y su madre Evelyn (Nicole Kidman), que acaban de perder a padre y esposo, Richard (Dermot Mulroney), llega Charlie (Matthew Goode), el tío y cuñado cuya existencia nunca conocieron… hasta ahora. Pero pese a lo fascinada que se muestra su madre, a ojos de India, el tío Charlie parece demasiado perfecto… ¿Cuál es el misterio que esconde?
Park Chan-wook, uno de los directores coreanos más conocidos en todo el mundo, estrena estos días en España su primer film "americano". Y hay que decir que Stoker resulta ser una película de lo más recomendable.
Gótica sin ornato innecesario, inquietante sin truquitos baratos, visualmente cuidada hasta el más mínimo detalle sin resultar afectada ni efectista, Stoker es un inusual drama familiar que se beneficia de una duración perfectamente medida y de un estupendo trabajo de su trío protagonista. Su guion original, obra del actor Wentworth Miller (sí, el de Prison Break) con la ayuda de Erin Cressida Wilson (Chloe, Retrato de una obsesión), es sobresaliente en el manejo de la información que va suministrando al espectador, y queda estupendamente complementado por un cuidado montaje que nos sumerge por completo en la historia y hace necesario prestar atención a todos los detalles.
El film acumula sorpresa tras sorpresa, sobre todo en las escenas que conducen a su logrado desenlace. Chan-Wook recuerda a tantos y tantos "pegaplanos" de hoy que imagen y sonido son dos lenguajes con los que pueden jugar de muchas maneras distintas, que la truculencia es en muchos casos sinónimo de falta de imaginación, que aún se puede tratar al espectador como a un ser humano inteligente en un film comercial, y además reflexiona de manera despiadada sobre los secretos familiares y la inquietante posibilidad de la existencia de un mal congénito.
En resumen: absolutamente recomendable.
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