Cuando a uno le gusta tanto un libro, como me pasa a mí con Moby Dick, leer otras obras relacionadas es un placer. Era el caso del estupendo Leviatán o la ballena, de Philip Hoare, y es el caso de la más reciente novela de Jon Bilbao, Shakespeare y la ballena blanca.
En poco más de 200 páginas, el autor nos cuenta un curioso what if que le permite reflexionar sobre Shakespeare, su vida, obra y milagros, y también sobre la creación literaria, especulando con la posibilidad de que el bardo imaginase Moby Dick más de dos siglos antes que Herman Melville. Una novela excelente, llena de ideas, densa pero concisa, con una última parte llena de drama y acción que redondea una novela estupenda.
Y además, está también el excelente Graphiclassic Moby Dick, editado por Ilarión, en el cual multitud de firmas (cineastas, escritores, ilustradores…) reflexionan, analizan, diseccionan, interpretan, examinan, admiran y celebran el gran clásico de Melville.
Una obra compuesta de un buen puñado de artículos, profusamente ilustrada y con una sección final de curiosidades de lo más suculenta. Además, incluye tesoros como las ilustraciones realizadas por José Ramón Sánchez para una limitadísima edición de Moby Dick, hace unos años.
En resumen: los fans de Moby Dick estamos de enhorabuena.
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