Lecturas recientes: ALL STAR BATMAN & ROBIN

Finalmente, años después de iniciarse su publicación en comic-books, he podido leer de un tirón nueve capítulos de esta serie que empecé a comprar y abandoné por los exasperantes retrasos de su salida, debidos a los múltiples compromisos de las dos superestrellas implicadas, Frank Miller y Jim Lee. Y he de decir que éste, en mi opinión, es uno de los tebeos de Batman más interesantes de los últimos tiempos. Nueve capítulos vibrantes que se leen de un tirón, porque realmente cuesta soltar el libro una vez empezada su lectura. El tono exagerado, frenético y turbulento que imprime Miller al guión atrapa desde el primer momento de esta entretenida relectura del encuentro entre Batman y Robin.

Convertido en leyenda del cómic y director de cine, libre de cualquier imposición editorial que no sea la de vender tebeos (cosa que no le costará mucho conseguir, haga lo que haga), el hombre que revolucionó el concepto de Batman con dos cómics imprescindibles, El Regreso del Caballero Oscuro y Año Uno, toma en sus manos de nuevo al icono de DC y nos lo presenta como un héroe aún inexperto, un psicópata peligroso dominado por la furia y encantado de conocerse, un hombre con un trabajo que hacer: limpiar la cloaca en que se ha convertido Gotham City. Llevado por un impulso, acoge a un adolescente huérfano, el artista circense Dick Grayson, a quien convierte en su pupilo para la cruzada contra el crimen. Miller también presenta en estos nueve capítulos a otros iconos claves del Universo DC, como Superman, Wonder Woman o Green Lantern, y al antagonista por excelencia del murciélago: el Joker.

Nada de lo anterior es nuevo, dirán algunos. Cierto. Y quizá a estas alturas, pueden pensar otros, no es necesario que Miller vuelva a "ocuparse" de Batman. Puede ser. Entonces, ¿cuál es el encanto de este All Star Batman & Robin? ¿Aporta algo, o es sólo una máquina de sacar dólares (cosa que nadie discute)?

Para empezar, y sobre todo, es un cómic salvajemente divertido. Lo exagerado del tono escogido permite a Miller poner en boca de ambos protagonistas todo tipo de chascarrillos y hacerles cometer cantidades ingentes de animaladas, además de ridiculizar a otros héroes (el pobre Green Lantern es un ejemplo). El ritmo de las historias está perfectamente medido, y su lectura en forma de tomo permite apreciar mejor cómo evoluciona la trama, que en los cuatro primeros capítulos es lenta, incluso morosa en su desarrollo. Son cuatro episodios en los que Miller se recrea en el encuentro de ambos protagonistas y en la presentación de Canario Negro. A partir del episodio 5 es cuando la historia se dispara.


Miller se "cita a sí mismo" sin rubor en numerosos pasajes del libro: este Batman tiene numerosos ecos de sus otros cómics de Batman, de los habitantes de Sin City, por no hablar del habitual uso de la voz en off, la violencia desatada o el recrearse en mujeres de bandera... Pero lejos de convertirse en una parodia de sí mismo, Miller demuestra a quienes creíamos que ese sombrero que lleva no permitía que le llegase la sangre al cerebro que sigue en buena forma. Esta imagen de un Batman imperfecto, un verdadero chalado, macarra, obseso, mesiánico, peligroso e irresponsable (qué momento, esa escena en que Batman recorre Gotham city buscando alguien a quien partirle la cara), casa perfectamente con su visión de los 80 y con la revisión de ésta que ya hizo con el DK2, maravilloso para algunos, funesto para otros (yo estoy en algún lugar entre ambos extremos). Asimismo, aporta un interesantísimo tratamiento de Robin, un adolescente descarriado tan chulo y bocazas como su mentor.

Y precisamente eso, el dar nuevo lustre a dos personajes tan, tan, tan explotados, revisados y vueltos a revisar, es un indiscutible acierto de Miller, independientemente de si su versión gusta más o menos. La escalofriante presentación del siniestro Joker, la llegada a la inmensa Batcueva, la decisión de Robin sobre su futuro o la escena final en el cementerio son momentos realmente logrados dentro de un guión que, ya digo, atrapa desde el primer momento. Habrá que ver los últimos tres capítulos para ver si Miller remata bien la faena, que hasta ahora lleva muy bien encarrilada.

En el apartado gráfico, no hay sorpresas. Jim Lee y su entintador titular, Scott Williams, "tocan la de siempre". Lee cumple con su papel de dibujante superestrella y se suma con entusiasmo al tono exagerado y desatado del relato, que le va como un guante a su estilo, manteniendo un nivel muy similar al de Silencio (aunque algunas páginas "se las quita de encima" sin disimulo).

Es éste un tebeo que gustará a los fans sin complejos, ansiosos de sorpresas, emoción y miradas interesantes sobre sus personajes favoritos, y que probablemente no dejará complacidos a quienes se pongan a darle demasiadas vueltas (que tampoco las tiene, no nos engañemos), o a considerar que "este no es su Batman". A mí, desde luego que me ha gustado. No, me ha gustado mucho, maldita sea. Quiero decir mucho, ¿entiendes? Mucho, demonios. Como la primera cerveza. Como el primer cigarrillo. Como la primera vez que... (Ups, se me ha pegado el estilo de Miller...). Por cierto, estupenda la edición elegido por Planeta para la edición, en relación formato-precio y en presentación del libro (traducción, rotulación...)

Junto al vibrante y demoledor Batman Año 100 de Paul Pope y el alucinógeno y colorido Batman RIP de Grant Morrison (aunque para mi gusto, la obra de Miller está muy por debajo de ambos), este All Star Batman & Robin se erige como una de las apuestas más interesantes de los últimos (¿diez?) años de DC para Batman. No creo que llegue a ser una obra tan influyente como los Batman que realizó el joven Miller en los 80, pero al menos demuestra que al viejo Frank aún le queda alguna bala en la recámara. Ojalá sus siguientes obras comiqueras (del asunto cinematográfico, mejor no hablar...) se parezcan más a este All Star Batman & Robin que al último libro de Sin City.