"You're going to need a bigger boat."

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miércoles, 25 de mayo de 2011

EL MONTÓN DE TEBEOS presenta... ANIMAL MAN


Grant Morrison fue uno de los integrantes de la oleada británica que invadió el panorama del comic-book yanqui a finales de los 80 y principios de los 90. En Animal Man, su primera obra larga publicada en EE.UU. (entre 1988 y 1990), se percibe sobre todo al principio la alargada sombra del principal exponente del grupo de guionistas llegados de allende los mares: Alan Moore.

La estructura de las historias, la manera de usar un personaje conocido para reflexionar sobre el medio y estirar un poco sus límites, incluso las citas explícitas (algunas con cierto componente de cachondeo) están tan presente en esta obra como otros elementos bien conocidos de los fans del autor de Los Invisibles: personajes estrafalarios, drogas, violencia y humor negro, todo ello barnizado por un efectivo aunque algo simple mensaje ecologista (tan sutil como el de Avatar, para entendernos), aunque después de leer Animal Man nunca mirarás las Islas Feroe con los mismo ojos que antes, por ejemplo. Pese a algunas irregularidades, la enorme huella de Moore, y su buena parte de chulería, Animal Man aguanta bastante bien el paso de los años.

Animal Man formó parte de aquella corriente "adulta" que invadió el cómic de superhéroes yanqui a finales de los 80, tras la estela de dos obra sobradamente conocidas: Watchmen y The Dark Knight Returns, que mostraban nuevos caminos y abrían todo un mundo de posibilidades a las que pocos autores sacaron realmente partido. Esta influencia es ineludible para Morrison en esta obra (sobre todo en la primera parte de la serie), y en el justamente célebre episodio El Evangelio del Coyote es patente la huella del también justamente célebre Pog de Alan Moore en Swamp Thing, a quien Morrison homenajea también de manera explícita en otro episodio, La muerte de la Máscara Roja (qué gran título). Y la posterior idea del "campo morfogenético" es muy similar a la del verdor eterno que Moore utiliza para La Cosa del Pantano, al igual que los momentos alucinógenos.

Morrison, además, rompe de manera definitiva la cuarta pared al convertirse a sí mismo (en la chulería definitiva para un guionista que aún no era ninguna estrella) en un personaje más de la serie (Morrison aparece aún con pelo, por cierto, antes de adoptar su look King Mob). Tras arrastrar al pobre Buddy Baker a un torbellino de situaciones inesperadas y terribles desgracias que luego borra de un plumazo como creador de las mismas que es, Morrison reflexiona sobre la ficción y su efecto en el lector, con una actitud de superioridad que casa muy bien con su talante inquieto y provocador.

Me pregunto qué aspecto habrían tenido estas historias dibujadas por un artista más "de superhéroes", en vez de por el efectivo pero limitado Chas Truog. Eso habría añadido una nueva dimensión a la reflexión sobre el género de Morrison, desde luego, quien poco después cimentaría su prestigio en DC con la colosal Doom Patrol (esto sí que fue una buena muestra de lo que Morrison podía ofrecer) y el superéxito Arkham Asylum.

La reedición de Planeta, en uno de sus habituales tochazos, es una buena oportunidad para recuperar esta serie. Un tebeo de superhéroes decididamente ambicioso y diferente. Un anuncio de lo que Morrison tenía preparado. Un montón de guiones llenos de sorpresas, como la que le reservaba a Buddy Baker cuando descubre que...

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