
Con la inestimable colaboración del rotulista y diseñador Ken Bruzenak, Chaykin, y contando con total libertad en lo creativo, convertía las páginas del primer año de la serie en un verdadero festival gráfico para trasladarnos al futuro cercano en el que campaba por sus respetos el bueno de Reuben M. Flagg.
Chaykin jugaba con sus temas favoritos, llenando cada página de información a distintos niveles, manejando gran cantidad de recursos gráficos y derrochando ingenio y mala leche en afilados diálogos y entretenidos enredos, que luego convertía en páginas innovadoras y estilizadas. Y todo ello, recordemos, mucho antes de la llegada de los ordenadores al mundillo, lo que convertía las meticulosamente elaboradas planchas de la serie en un monumental esfuerzo de siete días de trabajo a la semana para Chaykin y sus colaboradores.

Solamente por la manera de poner en página de forma inteligible la enorme cantidad de información que maneja ya destacaría. Muy lejos de la manera de narrar que es tan habitual en el cómic americano de hoy, cada página de American Flagg! rebosa de onomatopeyas, de textos, de detalles; el ritmo de lectura se ralentiza, pero la diversión aumenta… Cualquier lector acostumbrado a la "descompresión", a que los cómics mensuales sean simples trozos de una historia más larga, o a repetitivas páginas sin ningún trabajo de diseño más que trazar las calles de las viñetas, se encontrará un panorama muy distinto en cualquier cómic de Chaykin.
Continuará...
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