Una pieza más en el serial cinematográfico Marvel, que ya cumple diez años. Se dice pronto. Actualmente, la franquicia Marvel es una máquina de hacer dinero de proporciones desaforadas, que permite que más y más personajes se vayan incorporando al universo fílmico y al imaginario colectivo de quienes nunca han conocido los tebeos.
Ahora le toca el turno a T'Challa, Pantera Negra, que ya apareció en Capitán América: Civil War, y que ahora retorna en solitario. Muerto su padre, T'Challa es el nuevo rey de Wakanda. Pero esto solo es el principio… Los guionistas rebuscan en el pasado del personaje y se traen a Killmonger (con una nueva identidad) y a M'Baku, el poderoso guerrero cuyo avatar es el gorila blanco. También aparecen Zuri, la hermana de T'Challa, y otros personajes inventados para la ocasión, dentro de una historia entretenida pero alargada y previsible hasta la última escena y que da vueltas sobre sí misma en un intento de ocultar que termina donde empieza, sin más. Y ese es el principal problema, porque ya sabemos cómo termina, simplemente porque hemos visto el trailer de Infinity War antes de empezar. Así de fácil.
Marvel ha puesto en marcha la máquina de propaganda, como Warner hizo el año pasado con Wonder Woman. Si aquella se presentaba (y era recogida por algunas personas como) un alegato feminista, esta llega con el marchamo de dar protagonismo a la raza negra. Pasando por alto lo reaccionario e interesado que resulta relacionar ciertas ideas con "el malo" (cosa que ya hacía Christopher Nolan con Bane en la tercera entrega de El caballero oscuro), la reivindicación se queda en algo bastante blandito y no afecta a los elementos fundamentales: Wakanda sigue siendo una monarquía, hay un final algo paternalista… como si fuera un producto comercial, vaya.
Sí es cierto que la inspiración africana permite que el film sea enormemente vistoso en el diseño de producción, y es igualmente cierto que reconforta demostrar que es posible que sean los blancos quienes tienen papeles secundarios, y sí, cuenta con el multipremiado Kendrick Lamarr en la banda sonora… pero en conjunto, el film no presenta ningún elemento que tenga que dar demasiado miedo al hombre blanco. ¿Alguien lo esperaba, en serio? Aparte de la apabullante exhibición de escultural belleza física que hace todo el reparto (en serio, son todos guapísimos, ellos y ellas), y de lo desatado que está Andy Serkis en el papel de Klaw, esta Pantera Negra no deja de ser una película perfectamente apta para niños (no hay más que ver las maravillas tecnológicas de Wakanda, tienen de todo), lo cual, naturalmente, no tiene nada de mal... siempre que nadie espere otra cosa.
En resumen: entretenida pero muy, muy mejorable. Y desde luego, a años luz de los tebeos escritos por Christopher Priest o Don McGregor, que por cierto Panini acaba de recuperar en un par de tochos de esos suyos...
PS. Hay escenas post-créditos, naturalmente.
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