Tony S. Daniel tomó las riendas de guión y dibujo de la nueva
Detective Comics renumerada, tras colaborar con
Grant Morrison en la primera parte de su épica historia de Batman, y tras unos cuantos episodios en solitario en
Batman antes de la llegada de Los Nuevos 52.
Precisamente por ser tan desquiciados, exagerados, abigarrados, "oscuros" y demás, los episodios de
Detective Comics de Daniel tienen un atractivo de placer culpable. Además, cercano ya el enésimo retorno de un renovado
Joker, muchos se preguntarán de dónde sale la idea de su epatante nuevo aspecto… bien, pues sale de aquí.
Sobran los comentarios...
En efecto, es en estos cómics donde el Joker se hace arrancar la cara, literalmente, aunque luego desaparece rápidamente de la historia para dejar paso a un nuevo villano: el
Muñequero, al cual Daniel no le saca demasiado partido.
Si Jim Lee puede hacerlo, yo también...
Al estilo de
David Finch en
El Caballero Oscuro, Daniel opta por el estilo sangriento y ultraviolento de los poco añorados años noventa. Sangre, oscuridad, nuevos villanos chungos haciendo cosas chungas... Vamos, que no sorprende en absoluto. Pero se pasa un buen rato con los desvaríos de Daniel, que distan mucho de ser aburridos, y el grupillo de villanuelos que se inventa para acompañar al clásico
Pingüino no tiene desperdicio. Además, tampoco duda en manipular a las "vacas sagradas" de la galería de villanos de Batman:
Dos Caras, Máscara Negra, el Sombrerero Loco y el
Espantapájaros también aparecen en sus páginas.
I believe I can fly...
Y si Morrison nos regala a
Damian Wayne y Scott Snyder se inventa a un hijo maléfico de Jim Gordon, aquí está Daniel con un hijo de
Hugo Strange… sólo nos falta un hijo de Alfred Pennyworth. En lo gráfico, Daniel ha mejorado con los años, y pese a algunos momentos muy mejorables y cierta perezilla narrativa, le saca los colores a otros autores "nacidos en Image", más endiosados y más irregulares, con su estilo efectivo y su productividad a prueba de bomba. Los demás dibujantes que acompañan a Daniel en algunos episodios (como
Ed Benes o
Szimon Kudransky) mantienen un nivel aceptable dentro del estilo tenebroso que predomina en estas páginas.
En resumen: tan malo que resulta divertido, a diferencia de la gran mayoría de los tebeos de Marvel y DC, que son simplemente... malos.
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