El Multiverso es un canto de amor de Grant Morrison al género superheroico en general y a DC en particular. La riquísima tradición de universos paralelos de la editorial ofrece el campo de juego perfecto para que Morrison haga, años después de apuntar ya en esta dirección en Animal Man (¿recuerdas al Psicopirata?), por fin, su propia versión a lo grande de Crisis en tierras infinitas. En vez de ordenar para luego unificar, como fue el caso entonces (o viceversa, como sucedió después), Morrison crea un esquema por el que moverse con libertad, lleno de posibilidades que apenas esboza. Todo lo que vemos en El Multiverso deja abierta la puerta a nuevas historias en cada uno de los mundos… Ahora, habrá que ver si DC se anima a seguir adelante y explorar esas distintas realidades o se pierde en nuevos reinicios al mejor estilo DiDio. Todo este material es un verdadero tesoro que en manos de autores inspirados puede dar lugar a diversión sin fin.
En todo caso, El Multiverso cumple a rajatabla las condiciones para ser un tebeo de superhéroes de los buenos. Es divertido, está lleno de sense of wonder, de sorpresas, de homenajes explícitos (como los dedicados a Flash, un verdadero icono para Morrison, durante la batalla final), y la lectura de cada uno de los capítulos deja mucho espacio al lector para ir juntando las piezas. El Multiverso es un tebeo autoconsciente y postmoderno que ha de hacer las delicias del aficionado al género con ganas de divertirse de verdad, y no de leer siempre las mismas historias, como ya sucedía en los imprescindibles New X-Men de Morrison, por no hablar de su andadura en Batman, lo mejor que se ha hecho con el personaje desde Año Uno.
Cierto es que hace falta tener un conocimiento bastante amplio del Universo DC para zambullirse en el laberinto de tierras paralelas que plantea la historia. Unos artículos introductorios al estilo de la antigua edición de Zinco de Crisis en tierras infinitas habrían sido una gran idea. Quizá para una próxima edición en tomo… De todos modos la historia no es complicada, pero sucesivas relecturas permiten hallar nuevos niveles y detalles, como suele suceder con la particular manera de narrar que tiene Morrison. A diferencia de muchos otros tebeos de superhéroes actuales, que no solo no soportan relecturas, sino a veces ni siquiera se dejan leer por primera vez, las obras del escocés ganan con cada revisión.
Los homenajes a los más de 75 años de historia de DC son contínuos. Remando en contra de la filosofía rupturista que representan los Nuevos 52, Morrison abraza, ordena, revisa, reconstruye y trae de vuelta a infinidad de personajes e ideas, en un esfuerzo titánico que además resulta ser un conjunto de tebeos sorprendentemente accesible, variado y legible (a diferencia de otros crossovers anteriores, como Crisis Infinita, simplemente incomprensibles, y sin caer en lo abigarrado como el Infinito de Marvel, un verdadero plomo). Acompañado por las grandes estrellas del lápiz de DC, Morrison divide El Multiverso en varias historias interconectadas que le permiten explorar diversos mundos, sin que las historias se continúen estrictamente, pero encuadrando todas dentro de un tapiz más grande. Solo al final se consigue abarcar el vasto mosaico de personajes coloridos que componen las 52 realidades alternativas.
En El Multiverso 1, Morrison arranca su historia recuperando algunas ideas de su reciente etapa en Action Comics. Un portal entre mundos permite a un Superman negro (y presidente de los EE.UU.) reunir un equipo de héroes de varias tierras para hacer frente a la amenaza del corrompido Nix Uotan, el último Monitor, con héroes de una tierra paralela donde "un gran poder conlleva una gran responsabilidad" (ejem) como invitados… Esto es solo el principio. La historia se traslada entonces al mundo de la Sociedad de Superhéroes, donde dos mundos chocan de manera dramática; y a continuación, en Los justos, contemplamos el triste futuro de un mundo en el que los héroes han acabado con el mal y sus descendientes malgastan sus dones en una vida anodina.
Después llega un tebeo simplemente apabullante: Pax Americana. Es indescriptible. Solo hay una opción: sumergirse en el mundo creado por Morrison y un Frank Quitely más que inspirado, en su particular versión de Watchmen. Los héroes de la vieja Charlton Comics, que DC compró e incorporó a su catálogo de personajes, incluido el bizarro Peacemaker, protagonizan una historia simétrica y circular, llena de facetas, y que muestra, como Watchmen mostró en su momento, hasta dónde se puede llegar con imaginación y talento. Y a continuación, Mundo Trueno. La familia Marvel contra la hermandad de Sivanas de todas las realidades paralelas y su asombroso plan para vencer por fin a sus siempre sonrientes enemigos. Una verdadera gozada.
Pero es en el siguiente número, La Guía del Multiverso, donde la diversión se dispara de verdad. Dos Batman de distintas realidades encuentran un cómic que es a la vez el que tienes en tus manos, que además es una guía de las 52 realidades paralelas en las que transcurre la historia. Este es el momento en el cual el ámbito de lo que está planeando Morrison comienza a revelarse. Y, tras visitar una Tierra en la que Kal-El nunca aterrizó en Kansas sino en el Berlín de entreguerras para convertirse en el arma definitiva para los nazis, descubrimos el enigma de Ultracomics, el héroe creado a partir de la misma esencia de la ficción, el único superhéroe de Tierra 33.
Y para finalizar, en El Multiverso 2, Morrison redondea la saga con un final tan abierto como siempre deben ser los finales en los crossovers, en esa eterna sucesión de historias que nunca termina que son los tebeos de superhéroes.
El Multiverso demuestra una vez más lo bien que Morrison entiende el género, y que sabe disfrutar y hacernos disfrutar con su trabajo. Un tebeo de superhéroes para todos los que amamos los tebeos de superhéroes. ¡Supermanes a paladas! ¡Flash facts! ¡Colores! ¡Traiciones! ¡El Capitán Zanahoria! ¡No se puede pedir más, gente!
2 comentarios:
A Morrison le debió gustar la serie animada de Timm, Dini y cia. De hecho, hizo la introducción para el Modern Masters de Timm. Pues bien, en el número del cómic-guía tienes justo una referencia a dos episodios de la serie que alguien te pasó hace tiempo. Ahora sería un buen momento para verlos, ¿no?
Un saludito.
Como si fuera la única referencia que hace... haría falta una guía solo para las referencias! Jaja!
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