Con sinceridad, últimamente he perdido bastante interés en los asuntos del murciélago. El año y medio inicial de Scott Snyder y Greg Capullo no me pareció para tanto, y desde entonces no le he prestado mucha atención; y otras series no las valoro, por el mismo motivo. Sinceramente, prefiero releer lo antiguo.
Me he acercado con curiosidad y ganas de leer un tebeo de Batman a este nuevo Mansión Arkham, que recopila una serie limitada, sin crossovers ni demasiadas complicaciones, y me ha parecido un cómic muy apañado. El guion de Gerry Duggan tampoco es un dechado de inventiva y de ideas originales, pero saca jugo a la idea de que ahora el célebre manicomio de Gotham tiene su sede en la Mansión Wayne, justo encima de la Batcueva, y al menos se molesta en introducir a un nuevo personaje en la ya nutridísima galería de enemigos de Batman, como hizo en su día Dan Slott con su inteligente Asilo Arkham: Purgatorio.
Por su parte, Shawn Crystal realiza un trabajo gráfico muy atractivo, apartándose de la férrea y anodina dirección gráfica que predomina en la práctica totalidad de los títulos DC, con un dibujo sombrío y de expresivas texturas muy adecuado para internarnos en los recovecos oscuros del nuevo sanatorio para supercriminales de Gotham.
En resumen: lo dicho, apañado.
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