"You're going to need a bigger boat."

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sábado, 28 de septiembre de 2013

Rodeado de Papel (sin dibujos) presenta… CHARLES DICKENS, de Simon Callow

Como sucede con todos los genios, la vida de Charles Dickens es digna de ser estudiada, examinada y contada una y otra vez. En este caso, el conocidísimo actor y director d teatro, de cine y TV Simon Callow se acerca a la figura de Dickens de manera documentada, lúcida y lúdica, en un libro que pone el foco sobre una faceta siempre presente en la vida del creador de David Copperfield: el teatro.

El autor pasa revista a la vida del escritor, sus amistades, su matrimonio, y sus contradicciones. El apodo de "Inimitable" que lució en vida le iba como anillo al dedo, desde luego. Callow no obvia los aspectos oscuros de la personalidad de Dickens (sus contradicciones, su creciente desprecio hacia su esposa…) a la vez que alaba su modernidad, su humanismo, sus causas benéficas y sobre todo su inigualable capacidad de crear ficciones inmortales. Callow reproduce pasajes de la correspondencia de Dickens, asombrosamente prolífico también en este sentido, con comentarios al respecto como "esto, en una carta. Este pasaje sería la cumbre de la novela de otro hombre."

Callow da cuenta del deseo adolescente de Dickens de convertirse en actor, que quedó arrinconado por su trabajo como periodista primero y después con su arrollador éxito literario. La tesis de Callow es que Dickens era casi más actor que escritor, y eso le permitía "convertirse" en sus personajes para luego verterlos en el papel. Exactamente lo que hace un actor: vivir su personaje. Si la literatura era la verdadera esposa de Dickens, dice Callow, el teatro fue su amante. Durante toda su vida, Dickens montó numerosas representaciones teatrales amateur (como afirma Callow, muchas de ellas solo eran amateur porque nadie cobraba, pero por nada más) con familia y amigos, como una versión de una obra de su amigo Wilkie Collins donde ambos daban vida a los papeles principales y que asombró a sus audiencias. En la última fase de su carrera, Dickens, el primer escritor estrella, el primer defensor de los derechos de autor, y pionero en muchas otras cosas más también, se hizo aún más célebre por las lecturas públicas de su obra, donde el propio autor daba vida a múltiples personajes en cada sesión, sin más ayuda que un atril, y aquejado de múltiples achaques debidos a su tempestuoso estilo de vida y de trabajo, donde la palabra "descanso" casi nunca estuvo presente.

Simon Callow, como Dickens, en Doctor Who

En la cumbre de su fama, mientras el mundo conocía asombrado los detalles de su relación con la joven Ellen Ternan, Dickens recorrió Gran Bretaña de cabo a rabo (y también buena parte del este de los EE.UU.) con sus lecturas, aumentando aún más su fama ya universal. Callow redondea un estupendo recuento, tan ameno como bien documentado, de la vida y milagros de Dickens, que cierra con una frase que resume todo el libro: "Mientras hombres y mujeres deseen escuchar historias, Charles Dickens seguirá siendo el actor principal en el escenario de nuestra imaginación". Difícil es encontrar mayor elogio para un tejedor de historias.

En resumen: excelente libro, por ahora inédito en castellano (que yo sepa, corríjanme si me equivoco, por favor), imprescindible para cualquier fan de Dickens.

lunes, 25 de junio de 2012

2012, bicentenario de Dickens presenta… La biografía de CLAIRE TOMALIN

Excelente de principio a fin es el libro de Claire Tomalin, que ha cosechado estupendas críticas, y que ilumina la vida de Dickens tratándola como una novela, con puntos de vista novedosos y un apabullante trabajo de documentación, incluidas las innumerables cartas enviadas por Dickens a lo largo de su vida (porque la práctica totalidad de las que recibió fueron destruidas por el propio autor), publicadas en doce volúmenes.

Tomalin repasa la infancia del futuro literato y rastrea los orígenes de muchos de sus célebres personajes: las huellas del propio autor en los avatares vitales de David Copperfield, y de su propio padre en el inefable Mr. Micawber, por ejemplo. La biografía repasa también, como es natural, la obra del Inimitable, como le llamaban en vida.

Son particularmente elocuentes los elogios que dedica a David Copperfield, Grandes Esperanzas y Canción de Navidad. En el caso de otras obras, Tomalin no se deja seducir por el brillo de Dickens, y es más rigurosa, aunque siempre de forma argumentada, señalando flaquezas (en particular relacionadas con algunos personajes femeninos) que atribuye a su condición de novelas por entregas, a la mala planificación de los argumentos, o a olvidos e inconsistencias del volcánico Dickens. Un hombre cuyos días eran de continua actividad, y que hacía caso omiso de sus frecuentes achaques de salud.

Amigo de realizar largos paseos, incansable viajero, Dickens se enfrentaba a maratonianas sesiones de trabajo para cumplir los implacables plazos de entrega y para coordinar las varias revistas que creó y dirigió; todo ello, combinado con su vida social, sus obras de caridad, sus exitosas lecturas públicas… Tomalin le humaniza, mostrando sus glorias y sus fracasos, su voluble y obsesivo carácter, y su relación con la gente que le rodeaba: familia, amigos, otros escritores...

La escritora también dedica páginas al aspecto más polémico de la vida personal de Dickens: la infidelidad del escritor a su esposa y madre de sus diez hijos, con la joven actriz Nelly Ternan, con quien incluso pudo tener un hijo ilegítimo que habría muerto al poco de nacer. Un aspecto tocado de pasada o bien olvidado u ocultado por otros biógrafos, al cual Tomalin presta gran atención, y cuyas huellas identifica en la vida y en algunas de las obras del autor en esos años, que coinciden con sus célebres lecturas públicas. 

En resumen: un libro ameno, conciso, detallado y estupendamente bien escrito, que maneja su abundante documentación de manera primorosa. Una lectura realmente imprescindible para cualquiera que ame la obra de Dickens, o para quien quiera conocer más de la vida y milagros literarios de uno de los grandes, grandes de la literatura universal.

viernes, 15 de junio de 2012

2012, bicentenerio de Dickens presenta… DOS VERSIONES EN IMAGEN REAL DE DAVID COPPERFIELD


Una, realizada por la BBC a finales de los 90; la otra, dirigida por George Cukor y producida por David O. Selznick en 1935. Con cinco décadas de diferencia, estas dos versiones de la novela de Dickens son bastante similares en su acercamiento a la obra original y en sus efectivos resultados.

Ambas versiones reducen la novela a su esencia básica, y en el camino se queda el habitual sacrificado de las adaptaciones, el simpático Traddles, que desaparece del relato, como otros personajes curiosos que Dickens reparte a lo largo de la vida de David. Pero en ambas se respira el alma de la obra, cosa que no sucedía, por ejemplo, en una reciente adaptación de Oliver Twist dirigida por Roman Polanski, suntuosa pero escasamente emocionante.

Asimismo, ambas, sobre todo la de Cukor, acentúan la presencia de Mr. Micawber. El célebre W.C. Fields encarna en la versión antigua al inigualable personaje, y Bob Hoskins (acompañado de una simpatiquísima Imelda Staunton como Mrs. Micawber) hace lo propio en la moderna. Ambos realizan un gran trabajo, y cumplen en el decisivo momento en que Micawber desenmascara la impostura del siniestro Uriah Heep. Hablando del maléfico secretario arribista, en ambas versiones Heep es algo menos siniestro de lo que Dickens describe, aunque sería difícil alcanzar los extremos de iniquidad, mala facha y malicia del Uriah de la novela sin caer en excesos.

Si la versión de Cukor alcanza los 125 minutos, la de la BBC roza las tres horas. Tiempo suficiente en ambos casos, sobre todo en el segundo, para ir desgranando los sucesivos avatares de la vida de David. En ambas versiones, la preferencia se la lleva la parte de David niño. Los dos chavales protagonistas, Freddie Bartholomew y Daniel Radcliffe, se convirtieron en grandes estrellas. El primero no consiguió mantenerse en el candelero en su edad adulta, sin embargo, y está por ver qué tal le irá al segundo en ese empeño tras el final de la célebre saga de películas de Harry Potter.

Si en la versión de Cukor Basil Rathbone interpreta a un envarado y realmente siniestro Mr. Murdstone, no le va a la zaga en la versión moderna Ian McKellen dando vida al despiadado maestro Mr. Creakle, y no digamos la formidable Maggie Smith, verdadera alma de Downton Abbey, que compone una memorable tía Betsey. Suyas, como en la novela, son algunas de las escenas más memorables de la historia. Las poco conocidas Madge Evans y Amanda Ryan componen dos estupendas Agnes, mientras que dos rostros más familiares, Maureen O'Sullivan y Joanna Page, están estupendas incorporando la angelical Dora.

Dos buenas versiones, bien realizadas, aunque inevitablemente reducidas, de una monumental novela, indicadas tanto para repasar como para descubrir la incomparable obra maestra de Dickens.


PS: También recuerdo haber otra versión (de la multitud de ellas que hay y habrá, más de 15 diferentes por ahora contabiliza Imdb.com), esta de 2000, y de producción yanqui, con Hugh Dancy como el caballero David, Sally Field como la tía Betsey, un encantador Paul Bettany como Steerforth, y un improbable Michael Richards (en efecto, el Kramer de Seinfeld) como Micawber. Entretenida, aunque algo menos lograda que las que nos ocupan…

viernes, 9 de marzo de 2012

2012, bicentenerio de Dickens presenta… DAVID COPPERFIELD

¿Qué mejor manera de celebrar el bicentenario de Dickens que releer David Copperfield? Además, no una sino dos nuevas traducciones al castellano están al alcance de cualquier lector, gracias a Alba y Alianza… Estamos de suerte.

La historia del joven David Copperfield, desde su accidentado nacimiento hasta su serena madurez al lado de Agnes, llena de elementos autobiográficos, contiene además algunos de los retratos de personajes más inolvidables del escritor, cuya figura ya se trató (probablemente no tan bien como merece) en este mismo blog, aquí.

El aprendizaje vital de David se va desarrollando entre diversos personajes y ambientes, muchos de ellos fáciles de rastrear en la propia biografía del autor. Las huellas folletinescas de las primeras obras de Dickens permanecen en esta enorme novela: ahí están personajes como el de la desdichada y redimida Martha para demostrarlo.

Pero en los envarados y siniestros hermanos Murdstone, en el embaucador encanto de Steerforth, o en el propio Copperfield, Dickens crea personajes más matizados, menos estereotipados, que anticipan los temas y el rumbo de las novelas que vendrán después, y que serán sus obras más ricas, más profundas. Eso no quiere decir que las obras anteriores sean malas: pero la cantidad de temas, de matices, que aparecen en novelas como Casa Desolada, Tiempos Difíciles o la misma David Copperfield es muy superior a los divertidos enredos del Pickwick, o a las más abiertamente folletinescas Oliver Twist o Almacén de Antigüedades, por ejemplo.

A veces alegre, a veces triste, como la vida, la historia de David está bien surtida de avatares, sorpresas y personajes inolvidables. La abnegada sinceridad y bondad encarnadas en Agnes contrastan con la interesada malicia del tétrico Uriah Heep; la inconsciencia atolondrada de los inefables Micawber se equilibra con la terca rigidez de los hermanos Murdstone o la señora Steerforth; la amabilidad y el carácter bonachón de Traddles se contrapone al falso y deslumbrante encanto de Steerforth; la tranquila vida de provincias encarnada por la formidable tía Betsey (excepción hecha de su eterna guerra contra los burros que invaden su terreno) o los bondadosos hermanos Peggotty y su familia tiene su oscuro reflejo en las callejas sucias y embarradas de Londres y los laberintos de los Doctors' Commons, temas tan del gusto del autor y que desarrolló en practicamente todas sus obras.

Un clásico. Así de sencillo.