"You're going to need a bigger boat."

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domingo, 27 de marzo de 2016

El montón de tebeos presenta... LA PATRULLA-X de Claremont, Cockrum, Byrne y compañía


Se ha dicho hasta la saciedad que el trabajo de estos autores en la serie, entonces única, más importante del universo mutante es un verdadero clásico del tebeo de superhéroes. Sigue siendo cierto. Lo mejor es que, a diferencia de otras obras de la misma época alabadas en su momento (y después) que acusan mucho el paso del tiempo, estos tebeos de La Patrulla-X siguen siendo no solo un entretenimiento colosal, sino todo un ejemplo de continuo desarrollo de personajes y un perfecto ejemplo de cómo se hace un tebeo de superhéroes de los buenos.

Los primeros meses de Chris Claremont en la serie son de asentamiento. Empieza a coger a los personajes y hacerlos suyos, y poco a poco va creando un ambiente que es el propicio para desarrollarlos aún más. Con la colaboración de un Dave Cockrum que desborda imaginación en cada viñeta (algún día alguien, esperemos, reeditará en condiciones sus episodios de La Legión de Superheroes…), Claremont traslada a la pandilla mutante de Isla Muir a Westchester, de la Tierra a la galaxia Shi'Ar, recuperando por el camino a viejos enemigos como Magneto.

La serie recibe el espaldarazo definitivo con la irrupción de John Byrne, que se convierte en el paradigma del dibujo de superhéroes para toda una generación de aficionados. El ritmo no decae: el espacio, Nueva York, la Tierra Salvaje, Japón, Isla Muir de nuevo… Claremont introduce una serie de elementos que le permiten mantener la serie en constante evolución. Nos habla del pasado de Tormenta y del Profesor-X, mantiene un esquema en el que Jean y Xavier creen que el resto de sus amigos han muerto, lo cual hace posible que Jean crezca como personaje y sea algo más que la novia de Cíclope… Lobezno va ganando protagonismo a pasos agigantados gracias al cariño que Byrne siente por el personaje. Un Byrne que mejora viñeta a viñeta, junto a un Claremont que ya domina tanto el material con el que trabaja que las ideas se suceden a ritmo de ametralladora. Nada de descompresión: a tope todo el rato.



Y qué decir del conjunto de historias que desembocan en la muerte de Jean Grey… Todo funciona como un reloj. Pero es que después del funeral de Jean, Claremont se saca de la manga Días de futuro pasado. Una de las historias que hacen a la serie grande de verdad, que en unas meras 40 páginas abre todo un mundo de posibilidades tan sugerente como inquietante. Más, aquí.

¿Qué hacer después? Claremont se vuelca en Kitty Pryde, que crece historia tras historia como personaje, y con el regreso de un excelente Cockrum a la serie cuando el ya consagrado Byrne abandona para lanzarse a su célebre carrera como autor en solitario, Claremont dirige a los mutantes a un escenario en el que predomina la ciencia ficción, con el regreso a la galaxia Shi'Ar. Pero Claremont también tiene tiempo para ampliar el universo mutante con la creación de los Morlocks… Y también se trae a la serie a un invitado muy especial, que resurgía en los ochenta en Marvel: Drácula. Otra gran historia, que además contaba con Michael Golden como dibujante, era aquella en la que la Patrulla compartía protagonismo con los Vengadores y en la que Claremont creaba a Pícara, un personaje al cual le sacaría mucho jugo después...

En estos meses, Ororo, tras sus traumáticas experiencias durante la batalla contra el Nido, experimenta una lenta transformación; de ser un personaje sereno y casi etéreo, pasa a vivir una confusión interna que explota cuando, durante la visita a Japón para asistir a la fallida boda de Logan, conoce a Yukio, la asesina y antigua amante de Logan… y eso desencadena un cambio total en Ororo,  que desde entonces simplemente se come con patatas al resto del reparto de la serie en evolución e importancia. Y aún no ha llegado el momento cumbre, que vendrá ya con John Romita Jr. a los lápices… Y, hablando de crecer como personaje, ¿qué decir de la miniserie que Claremont escribe, con Frank Miller como dibujante, dedicada a Lobezno? No solo es la mejor historia del peludo canijo, sino una de las grandes historias de Marvel de todos los tiempos. Eso es darle la vuelta a un personaje de verdad.

Además, la presente edición de Panini es sin duda la mejor manera de leer y disfrutar estas estupendas historias. Cuatro tomos hasta ahora, esperemos que se siga recopilando esta verdadera obra maestra de la historia de Marvel.

lunes, 26 de octubre de 2015

El montón de tebeos presenta… RELEYENDO FÉNIX OSCURA y DÍAS DEL FUTURO PASADO




Qué tiempos aquellos cuando los tebeos de superhéroes eran buenos, buenos, ¿eh? Bueno, tampoco nos dejemos llevar por el entusiasmo; escasos son los cómics de superhéroes de los ochenta que se conservan tan bien como los que nos ocupan. Ahí están las hoy infumablemente caducas Secret Wars, o los casi humorísticos Vengadores de Stern y Buscema, los abiertamente humorísticos Vengadores de la Costa Oeste (deseando estoy de hacerme con la reedición)… y tantos otros. Sin embargo, los tebeos que dan título a este texto mantienen intacta su brillantez de entonces.

Estamos hablando de dos historias que marcan un antes y un después. Fénix Oscura contiene una de las tres grandes muertes del universo Marvel, junto a las de Gwen Stacy y Mar-Vell. Jean Grey, consumida por un poder casi absoluto, se suicidaba antes de ser engullida por el terrible Fénix, devorador de estrellas y destructor de planetas. Una salida impuesta por Jim Shooter (y un final, opino, mucho más redondo que el que Chris Claremont y John Byrne tenían planeado, en un proceso que glosó Ferrán Delgado en los dos números de su Plot 2.0), que redondeaba una historia tremendamente dramática cuyas semillas Chris Claremont había ido plantando a lo largo de los meses anteriores, y que culminaba cuando Jean, manipulada por Mente Maestra, era incapaz de contener el tremendo poder de Fénix y sucumbía a su lado oscuro. 

Por su parte, Días del futuro pasado añadía una nota aún mayor de tragedia a la vida de los atribulados mutantes al mostrar un posible futuro alternativo donde los mutantes habían sido casi exterminados. La madura Katherine Pryde transmitía su mente de mujer al cuerpo de la niña que fue, y así la Patrulla-X tenía una visión de un porvenir escasamente halagüeño. Aún recuerdo el impacto dramático de las escenas en las que Lobezno, Tormenta y Coloso morían, dando tiempo a que en el pasado, Kitty / Kate arreglase las cosas… Esta historia sirvió de base para la película homónima, que de nuevo dirigía Bryan Singer.

Tanto Claremont como Byrne estaban en racha. Desde el arranque de su colaboración, se sucedieron las historias que revisaban el pasado de la Patrulla (La Tierra Salvaje, Magneto, etc.) y a la vez iban acentuando el protagonismo de la nueva estrella de Marvel de la época, Lobezno, y la enorme trascendencia de los personajes femeninos, como la propia Jean, o Tormenta, o la entonces recién llegada Kitty Pryde. Pero esas dos historias marcaron un verdadero hito. Dramáticas, medidas, bien regadas con la habitual verbosidad incontenible de Claremont, las dos aventuras demuestran, incluso hoy en día, cómo se hace un tebeo de superhéroes: combinando drama, acción, inventiva y buena narrativa gráfica. 

Y nada de inflar los argumentos, ni de inacabables cruces con otras series: Fénix Oscura se extiende a lo largo de varios meses en su propia serie, con varias historias entrelazadas, y Días del futuro pasado ocupa ¡dos! capítulos. Eso es aprovechar el tiempo. Claro, cuando tienes ideas de sobra, no te importa hacer que las historias duren lo que tienen que durar, ni menos, ni más. También es cierto que, hoy en día, la inescapable estructura de publicación en grapas y tomos hace que la extensión de las historias, con escasísimas excepciones, se amolde obligatoriamente a cinco o seis capítulos.

Lo mejor es que la cosa no acabó ahí. De hecho, opino que las historias que vienen después, donde Claremont, ya sin Byrne, seguía dándole vueltas al concepto del odio hacia los mutantes, mantenían firme el rumbo del buque insignia de una franquicia cada vez más lucrativa y más sobrecargada de títulos. Con excelentes historias como Honor, la llegada de Pícara, la evolución de Tormenta… Hasta que llegó aquella dramática batalla en la plaza Eagle de Dallas, en la cual la Patrulla en pleno moría, a ojos del mundo, aunque en realidad se trasladaba a Australia; ahí empezó el imparable declive mutante. 

Desde entonces, hasta el día de hoy, solo dos momentos se acercan al resplandor de los años dorados de Claremont: el homenaje a su estilo que llevaron a cabo Joss Whedon y John Cassaday en Astonishing X-Men, y la rompedora irrupción de Grant Morrison en los mitos mutantes, unos años llenos de sorpresas e imaginación donde los recuerdos a los años de Claremont son constantes.

"Has hablado poco de John Byrne", dirán muchos fans de Marvel de mi generación. Eh, a mí también me gusta Byrne. Fue la gran estrella de Marvel en los ochenta. El verdadero heredero de Lee y Kirby, como demostró en Los 4 Fantásticos, sobre todo en los dos primeros años de su larga andadura en la serie como autor completo. La arrolladora impronta de Byrne es equivalente a la influencia de Neal Adams en la década anterior, y ese papel de "guía a seguir" en el estilo sería ocupado más adelante (e incluso en nuestros días) por Jim Lee, con lo cual salimos perdiendo, todo hay que decirlo. Pero esa es otra historia... Pese a que el papel de Byrne en la serie, en estos años, fue capital, tanto en el dibujo como en su participación en los argumentos, tampoco hay que pasarse en las loas, que el propio Byrne es un estupendo vendedor de sí mismo. Claremont demostró, antes y después de su colaboración con Byrne, con los Cockrum, Smith y Romita Jr. (y Miller, no olvidemos Honor, y Golden, con aquel inolvidable Annual en el que nacía Pícara, y que merece un texto aparte) que tenía historias de sobra para contar.

La muerte de Fénix, como todos sabemos, tuvo "marcha atrás", y Días del futuro pasado engendró, mal asimilada por autores mediocres (porque Claremont extrajo de ella una perla, el personaje de Rachel Summers, otra mujer con importancia en sus historias), todo un hatajo de personajes simplemente patéticos: los Bishop, Cable y demás. 

Pero ambas historias siguen siendo dos de las grandes joyas de la historia de Marvel. Grandes, grandes. De las que gusta revisar de vez en cuando.



PS. ¿Ves? Se puede hablar de historias de Marvel sin usar la palabra "saga".

viernes, 10 de octubre de 2014

Lecturas recientes: DOOMSDAY 1


John Byrne es un viejo zorro en esto de los cómics. Desde principios de los ochenta, ha sido una estrella, primero como dibujante, luego como autor completo, con momentos geniales (sus fabulosos 4 Fantásticos, su fantástico Alpha Flight, su brioso reinicio de Superman, esa divertida Hulka suya…) y momentos de divo pasado de vueltas (su fallido Spiderman: Capítulo Uno, por ejemplo).
Siempre polémico, siempre desatado, Byrne ha paseado su pasmosa habilidad para la narrativa y su rapidez digna del Correcaminos en multitud de páginas repartidas por cabeceras como Doom Patrol, Wonder Woman, El Cuarto Mundo, X-Men: los años perdidos, West Coast Avengers… y muchas otras.

En los últimos tiempos, alejado de las dos grandes tras broncas mil, Byrne sigue demostrando que la veteranía es un grado. Tras unos cuantos tebeos de Star Trek y el largamente demorado final de sus Next Men, se destapaba recientemente con este Doomsday 1, epopeya de ciencia ficción apocalíptica que parece una suerte de The Walking Dead a cámara rápida.

Byrne quema personajes e ideas a ritmo de ametralladora. Con los mimbres que Byrne maneja en este primer tomo, Robert Kirkman tendría para cincuenta capítulos, como mínimo… Un tebeo tan divertido como intrascendente, pero una muestra más de la inagotable vitalidad de su autor. Y que dure.

En resumen: John Byrne.

miércoles, 3 de julio de 2013

Lecturas recientes: SUPERMAN, LA CREACIÓN DE UN SUPERHÉROE

David Hernando firma un estupendo libro que repasa la trayectoria del primer superhéroe de todos desde muchos puntos de vista. Además del fascinante relato de sus orígenes y de los avatares de sus creadores, Jerry Siegel y Joe Shuster, cuyas biografías engarzan el relato, Hernando repasa la historia de los cómics de Superman. Asimismo, da cuenta de las múltiples adaptaciones en imagen real o de animación de que ha disfrutado el Hombre de Acero.

Hernando repasa las épocas buenas, entre las que se cuentan los primeros episodios de Siegel y Shuster o la revitalización del personaje a cargo de Dennis O'Neil en los setenta, y después de John Byrne en los ochenta, o la tarea editorial de Mike Carlin coordinando a un equipo de autores repartido en cuatro series distintas. En la parte positiva, Hernando también incluye Superman The Movie, con especial hincapié en la importancia de la figura de Christopher Reeve, y la longeva serie Smallville. 

La historia de Superman ilustra a la perfección la tensión entre creatividad y comercialidad. Desde el primer momento, su éxito hace que se multipliquen los productos relacionados con el personaje, y ya se sabe, no todos pueden ser buenos…

Y como debe ser, Hernando no olvida los fiascos, los errores, las pérdidas de rumbo que Superman ha sufrido a lo largo de sus 75 años de vida. Entre ellas, la falta de una buena dirección editorial en muchos momentos (o el exceso de ella, como en los años de Mort Weisinger), la multiplicación de títulos, o los desatinos de las continuaciones cinematográficas de la primera película del personaje... y no digamos el largo proceso que dio lugar, tras años de trabajo y gastos, a la fallida Superman Returns.

En resumen: un libro ameno e imprescindible para los fans de Superman y para los aficionados al cómic americano en general.

domingo, 12 de febrero de 2012

TSF: THOR EN ACCIÓN...

 
... junto a Iron Man, durante la visita de Terrax a Manhattan, en Fantastic Four 242 USA (mayo de 1982)

domingo, 18 de julio de 2010

Rodeado de Spiderman presenta... CAPÍTULO UNO, de John Byrne


John Byrne recibió de Marvel, a finales de los 90, la tarea de actualizar las primeras aventuras de Spiderman, las célebres historias creadas por el tándem Stan Lee - Steve Ditko en los años 60. Poco dado a arrugarse ante los retos (dado su enorme ego), el canadiense aceptó el envite. En su introducción a este Capítulo Uno, Byrne habla de los motivos para actualizar estas historias: captar a toda una nueva generación de lectores. ¿Qué tal resiste años después el experimento, casi olvidado ? Lo leí en su momento y no me convenció nada. Lo he releído por curiosidad, y sigue sin convencerme.

Es curioso, leído hoy, cómo Capítulo Uno guarda más de una similitud con el arrollador Ultimate Spider-Man de Brian M. Bendis. La idea de que los villanos con los que se enfrenta Spidey están relacionados, los cambios de indumentaria de los personajes... Sin embargo, el trabajo de Byrne adolece del entusiasmo, y del descharrante humor adolescente que Bendis tan bien manejó y maneja. Quizá el error no fue tratar de actualizar al personajes para nuevos lectores, a quienes los dibujos de Ditko puedan parecerles pasados de moda (como no se cansaba de repetir el "cansino" de Raimon Fonseca en sus artículos introductorios).

Quizá el error radica en el autor elegido para la tarea: un Byrne que ya mostraba evidentes signos de declive, tanto en lo argumental como en lo gráfico, empeñado en realizar "grandes obras" en las que no inventaba nada, sino que se limitaba a homenajear a su gran ídolo, Kirby. Byrne se enfrenta a la única gran serie Marvel en la cual el Rey no "metió mano". En sus páginas, huye de la espectacularidad (es un decir) que marcaba el hoy en desuso "estilo Image", y entrega un trabajo típicamente suyo: con un arranque entusiasta y una progresiva pérdida de empuje, estos trece cómics quedan muy lejos de su gloriosa etapa en Los 4 Fantásticos o su original Alpha Flight, o de su Superman.

Cierto es que resulta imposible juzgarlo independientemente, sin comparar con las historias originales, como sucede con las distintas versiones de Blade Runner, por ejemplo. Pero todo resulta apresurado, atropellado. Byrne entremezcla los argumentos para propiciar finales cliffhanger y apuesta por una narración con pocas viñetas (para distanciarse de la rejilla de 3 x 3 de Ditko), en tebeos que se leen en medio suspiro y que nunca enganchan. Para mi gusto, salimos perdiendo con este resumen, sin duda. El continuo "comerse el tarro" de Parker en manos de Lee y Ditko queda reducido a su mínima expresión, para que Byrne pueda lucirse en las sucesivas peleas. El personaje de un Peter continuamente agobiado pierde mucho de su encanto, y las tópicas visiones que ofrece Byrne de personajes como el incansable cascarrabias de Jonah o la sempiterna Tía May no pasan del aprobado.

Este Capítulo Uno puede funcionar como un somero recuento de las primeras andanzas del personaje para lectores primerizos. Pero no hay nada como el original... Byrne solamente consigue una pálida sombra de lo logrado por sus maestros.

Desde luego, yo recomiendo fervientemente a Lee y Ditko.